Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

8.6.18

De las virtudes y de los vicios: Soledad Espiritual


La Soledad espiritual es la antesala de la Oración.

Esta Soledad interna o espiritual es hija del Recogimiento y de él inseparable.

Para la comunicación divina, se necesita que esta Soledad vaya acompañada del Silencio, pues no es lo mismo Soledad que Silencio.

Estas dos virtudes tienen sus cualidades propias, aunque su misión es muy parecida.




Puede haber Soledad con ruido exterior e interior; pero el Silencio no admite ruido, y unido a la Soledad forma el nido del Espíritu Santo.

La Soledad interior, no es otra cosa sino el vacío del alma pura o purificada: ella forma con este vacío y prepara la morada o Nido del Espíritu Santo en el corazón.

Este vacío es indispensable para la comunicación divina, y sólo existe en la Soledad interna de un alma limpia, en la cual solamente tiene su asiento.

La Soledad es Madre de este vacío, que el Espíritu Santo ahonda en las almas; porque ese divino y Santo Espíritu, no desciende jamás a las almas llenas de vanidad, de Soberbia, de vicios y de sí mismas...

El vacío santo de la Soledad, destruye esos impedimentos, y el alma limpia, que se ha renunciado, que ha muerto para sí, que nada ha dejado en su corazón en pie, esta alma así vacía, ha comenzado ya a vivir en su lugar...

¡Oh feliz vacío de la Soledad del alma pura! ¡Si los hombres, si aún los que se llaman míos, comprendieran su valor, que no es comparable por cierto con nada de la tierra, todos se sacrificarían gozosos, esforzándose por alcanzarlo! El alma que vive en esta Soledad, muy cerca vive de Jesús, y no tardará mucho en escuchar su Voz y las ternuras purísimas de su Corazón amante.

Las almas vacías son las que alcanzan esos favores, viviendo en la Soledad interior de sus corazones.

Las almas que viven dentro de esta Soledad espiritual perfecta, respiran en una atmósfera que no es de la tierra. Viven ya en las altas regiones de la vida espiritual.

Cuando el Espíritu Santo baja a estas almas vacías, su ocupación, diré, es llenarlas y adornarlas de todas las virtudes, santificando sus espíritus; porque el Espíritu Santo produce y forma con las virtudes, dones y gracias, santos espíritus.

Muy altas, muy encumbradas son todas estas virtudes internas, espirituales perfectas, pero no inaccesibles para la criatura.

Una alma amante se vacía por medio del Sacrificio: y el vacío atrae las virtudes, y en las virtudes descansa Jesús...

Sí, Jesús descansa solamente en la Soledad de las almas puras que se han crucificado para alcanzarla.

En estas pocas palabras se encierra el Oasis: aquí está el Amor y el Dolor, en la Soledad y el Vacío...

¡Oh si las almas buscaran esta Soledad perfecta por medio del Sacrificio! Ellas legarían entonces sin dificultad al Silencio interno por la puerta del Recogimiento, y ahí escucharían las ternuras y los amores divinos...

Mas, qué pocas, desgraciadamente, andan por estos caminos interiores que pongo ante la vista de un mundo materializado y corrompido.

Todos los hombres, casi, corren a lo exterior, ¡aún muchos de los que parecen como espirituales sin serlo, pues que se quedan en la corteza de las virtudes, sin penetrar al dulcísimo fondo sólido, santo y sublime de ellas!

Muchísimos enemigos tiene esta Soledad y vacío del alma, y de día y de noche esgrimen sus armas contra ella.

El mundo, el ruido, el bullicio, el alboroto, la turbación, la inquietud y la precipitación; el desorden, la curiosidad, la imaginación y otros vicios constantemente la asedian y llegan a vulnerarla: pero ella también tiene un escuadrón de virtudes a su alrededor que la defienden.

La Firmeza, la Tranquilidad, el Recogimiento, la Energía, con la Paz y la Presencia de Dios, la guardan.

¡Cuánto debernos amar a esta Soledad interna, que lleva en sí el vacío de un alma pura, limpia y crucificada! No consiste esta Soledad en la quietud perezosa del alma y del cuerpo pues el vacío que forma esta Soledad lleva en sí el arduo trabajo del sacrificio y la práctica constante de muchísimas virtudes.

¡Trabajemos por alcanzar la perfección de la Soledad espiritual!

v. Concepción Cabrera de Armida | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario