Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

27.5.18

Confianza: La vista del crucifijo debe reanimarnos en la confianza


Si alguna vez, en las luchas interiores, sintieren flaquear la confianza, mediten los pasajes del Evangelio que acabo de indicar. Miren demoradamente el Crucifijo.

Contemplen esa Cruz ignominiosa, sobre la cual expira el Salvador. Miren su pobre cabeza coronada de espinas, que pende inerte sobre el pecho; consideren los ojos vidriosos, la faz lívida donde se coagula la preciosísima sangre. Miren los pies y las manos traspasadas, el cuerpo rasgado. Fíjense sobre todo en el Corazón amantísimo que acaba de ser abierto por la lanza del soldado: de él corren unas pocas gotas de agua ensangrentada. ¡Nos dio todo! ¿Cómo será posible desconfiar de ese Salvador? Él espera nuestra retribución.




En nombre de su amor, en nombre de su martirio, en nombre de su muerte, tomen la resolución de evitar de ahora en adelante el pecado mortal.

La debilidad es grande, bien lo sé, pero Él los ayudará. A pesar de toda la buena voluntad, tal vez tengan caídas y reincidencias en el mal, pero el Señor es misericordioso. Sólo pide que no se dejen adormecer en el pecado, que no se empantanen en los malos hábitos. Prométanle confesarse pronto y nunca pasar la noche teniendo sobre la conciencia un pecado mortal.

¡Felices ustedes, si mantuvieran valerosamente esa santa resolución! Jesús no habrá derramado por ustedes, en vano, su preciosa sangre. Tranquilícense con respecto a sus disposiciones interiores. Tendrán así el derecho de afrontar con serenidad el angustioso problema de la predestinación: llevarán sobre la frente la señal de los elegidos.

P. Raymond de Thomas de Saint Laurent | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

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