Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

30.8.17

La oración que hagamos por las ánimas del purgatorio nunca se pierde


Socorramos sin cesar a nuestros familiares, amigos y bienhechores, aunque no padezcan ya en el purgatorio, que otros habrá a quienes aprovecharán aquellas oraciones, si ellos no las necesitan ya. No dañará hacerles los sufragios, ni ordenarles misas, y que juntamente con los demás amigos y parientes obren en favor de aquellas ánimas.

Conviene, pues, ofrecer siempre sufragios, como si siempre se comenzase a ofrecerlos, pues si murieron en gracia de Dios, y están fuera de las penas, a otras ánimas sufragarán, y al fin con nosotros quedará el fruto de las buenas obras.




Importunemos, pues, espiritualmente a Dios, aplicando con fervor muchos sufragios a los que en aquel fuego penan, ya que vamos a ganar, y no a perder. Mayormente, aquellas benditas ánimas dan continuamente voces a los que se descuidan, diciendo: "Quare persequimini me sicut Deus? ¡Si acá estuvieras, cómo te compadecerías de nosotras!". Y qué cierto es esto, porque muy diferente se discurre con la consideración que con la vista, que con el sentido, en las penas de la otra vida. Compasivamente debemos de ir en su remedio, pues están continuamente a nuestros pies con estos clamores, para que las queramos ayudar: "ora pro me, ac subveni mihi, sicut desiderat tibi post obitum subveniri", (San Dionisio).

Quién es tan duro de corazón, que no socorrerá oyendo estas voces a las benditas ánimas, cuando haciéndolo está obrando a la vez por su propio beneficio. Como decía Santa Teresa de Jesús:

"Recuperad, Dios mío, el tiempo perdido, con darme gracia en el presente y por venir, para que parezca delante de Vos con vestiduras de boda, pues si queréis, podéis".

Recuperemos, pues, el tiempo perdido, y empecemos ya a hacer buena sobras que nos valgan para el cielo, porque si por perseguir cualquier minúsculo capricho mundano que apenas dura un breve tiempo fuera, no nos echarían para atrás ni sudores, trabajos, ni lamentos, y removeríamos cielo y tierra por ello. ¡Cuánto más aún, por la salvación de tantas ánimas sufrientes en el purgatorio, y por nuestra propia salvación!

| Redacción: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

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