Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

27.8.22

Muerta la muerte



Mi cuerpo no sucumbe ante la muerte.
Sembrado en cruz, en fría losa oscura,
ya es espiga de luz fuerte y madura,
ya es pan de trigo tostado al sol y fuerte.

Mi cuerpo se levanta para verte.
¿Quién a mi amor pondrá una sepultura de olvido, o a este fuego una atadura?
A cara o cruz el sino de la suerte.

Pero la muerte pierde su partida.
La vencí, doblegué, he pisoteado su aguijón. ¡Muerte, estás de muerte herida!

Mira qué cruz, qué clavos me ha costado conquistar el botín de nuestra vida. ¡Ven, acuéstate, amor, en mi costado!

24.8.22

Madre mía del Carmelo



Madre mía del Carmelo,
llena eres de gracia.

Madre mía del Carmelo,
llena eres de gracia.


Madre mía del Carmelo,
llévanos contigo al cielo.

Madre mía del Carmelo,
llena eres de gracia.


Madre mía del Carmelo,
ruega por tus escuderos.

Madre mía del Carmelo,
llena eres de gracia.


Madre mía del Carmelo,
eres tú nuestro consuelo.

Madre mía del Carmelo,
llena eres de gracia.


Madre mía del Carmelo,
guíanos por este suelo.

Madre mía del Carmelo,
llena eres de gracia.

Madre mía del Carmelo,
llena eres de gracia.

22.8.22

No temáis



La verdadera razón por la cual no llegas a poder meditar es ésta, ¡y no me equivoco! Comienzas la meditación agitado y lleno de ansiedad. Esto es suficiente para que nunca alcances lo que buscas, porque tu espíritu no está concentrado sobre la verdad que meditas y no hay amor en tu corazón.

Esta ansiedad es vana. No sacarás de ella más que un gran cansancio espiritual y una frialdad de alma, sobre todo a nivel afectivo. Contra ello no conozco otro remedio que éste: salir de ese estado de ansiedad. Éste es, en efecto, uno de los mayores obstáculos para la práctica religiosa y la vida de oración.

De ninguna manera quiero dispensarte de la meditación simplemente porque te parece que no sacas ningún provecho de ella. A medida que vayas haciendo vacío en ti mismo, verás cómo te irás desprendiendo de este apego, y el Señor te hará el don de la oración que tiene guardado en su diestra.


San Pío de Pietrelcina (1887-1968).
Sacerdote capuchino italiano. Se le atribuyen hechos sobrenaturales, estigmas, bilocaciones, y lectura de conciencias de los fieles que se confesaban con él.


21.8.22

Grabados religiosos #3



"Milagro de San Francisco de Borja" (Francisco de Goya, Manuel Peleguer, 1807).
El crucifijo de San Francisco de Borja confirma con su sangre la reprobación de un pecador moribundo e impenitente.

19.8.22

Mensajeros, predicadores y misioneros



Benditos son los pies de los que llegan para anunciar la paz que el mundo espera, apóstoles de Dios que Cristo envía, voceros de su voz, grito del Verbo.

De pie en la encrucijada del camino del hombre peregrino y de los pueblos, es el fuego de Dios el que los lleva como cristos vivientes a su encuentro.

Abrid, pueblos, la puerta a su llamada, la verdad y el amor son don que llevan; no temáis, pecadores, acogedlos, el perdón y la paz serán su gesto.

Gracias, Señor, que el pan de tu palabra nos llega por tu amor, pan verdadero; gracias, Señor, que el pan de vida nueva nos llega por tu amor, partido y tierno.