Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

31.7.22

Poder eterno



Tú, más cerca de mí que yo misma, más interior que mi interior, y al mismo tiempo inaccesible, más allá de todo nombre: Espíritu Santo, Amor eterno.

¿Eres el Espíritu de plenitud y de poder con que el Cordero rompe los sellos de los designios divinos?

Enviados por ti, los mensajeros del juicio van por el mundo con la espada afilada para separar el reino de la luz del reino de las tinieblas.

Habrá un cielo nuevo y una tierra nueva, y todo recobrará el lugar que le pertenece, gracias a tu aliento: ¡Espíritu Santo, Poder victorioso!


Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein, 1891-1942)
Carmelita descalza y mártir; copatrona de Europa.


28.7.22

San Valerio de Astorga (San Valerio del Bierzo), monje del siglo VII



Junto a san Eulogio, san Álvaro y san Zoilo, es uno de los grandes monjes de la España visigótica. Nació en Astorga, León, en el siglo VII. A los veinte años marchó a Alcalá de Henares, aunque luego regresaría a su tierra natal para vivir como ermitaño.

Vivió veinte años en una cueva, en soledad, rezando y haciendo penitencia. Su vida austera le dejó tiempo para escribir obras teológicas como "Sobre la vana sabiduría del mundo", "La ley del Señor", y "Los triunfos de los santos". Congregó en torno a él a numerosos discípulos.

Tratando de encontrar una soledad aún mayor, se instaló en otra cueva bajo el monasterio de San Pedro de Montes. Allí recibía igualmente la visita de muchas personas, que acudían para pedirle consejo. En esta cueva escribió su autobiografía.


Y el mismo altísimo y sumo solo Dios verdadero tenga,
y a él se le tributen,
y él reciba todos los honores y reverencias,
todas las alabanzas y bendiciones,
todas las gracias y gloria.

San Francisco de Asís



26.7.22

Mártires del siglo XX: beato Manuel Gómez González, y beato Adilio Daronch



Santa María del Carmelo, refugio de los pecadores: ruega por nosotros.




El sacerdote Manuel Gómez y su monaguillo Adilio Daronch fueron fusilados juntos el 21 de mayo de 1924 en la floresta de Feijao Miúdo (Brasil), por militares revolucionarios, cuando se dirigían a Tres Passos.

Manuel nació en As Neves (Pontevedra) en 1977. Ingresó en el seminario de Tuy y se ordenó sacerdote en 1902. En 1905 pasó a la diócesis de Braga, en Portugal, y en 1913 marchó a Brasil. Trabajó en la diócesis de Santa María (Río Grande do Sul), de la que le confiaron la inmensa parroquia de Nonoai, en la que realizó una gran labor pastoral y social, atendiendo también a los indios.

Cuando iba a visitar, en una parroquia vecina, a un grupo de colonos brasileños de origen alemán instalados en la floresta de Tres Passos, encontró el martirio.

Adilio nació en Dona Francisca (Río Grande do Sul, Brasil), en 1908. Era un niño sencillo y religioso, le gustaba rezar y acompañar al párroco. Ayudaba a Manuel Gómez en las misas como monaguillo. Encontró el martirio junto a su párroco, y ambos fueron beatificados en el año 2007.


En algunas ocasiones me encuentro tan envuelta en dificultades, que no sé cómo salir del paso. Recurro a mi buen padre san José, con firme confianza, y he aquí que me viene un buen pensamiento que no había tenido, una puerta se abre y ya estoy salvada.

Beata Ana María Javouhey

25.7.22

Véante mis ojos



Véante mis ojos,
dulce Jesús bueno;
véante mis ojos,
muérame yo luego.

Vea quien quisiere
rosas y jazmines,
que si yo te viere
veré mil jardines.

Flor de serafines,
Jesús Nazareno,
véante mis ojos,
muérame yo luego.

No quiero contento,
mi Jesús ausente,
que todo es tormento
a quien esto siente.

Sólo me contente
tu amor y el deseo:
de véante mis ojos,
dulce Jesús bueno.

Véante mis ojos,
muérame yo luego.

24.7.22

Oración a nuestra Señora del Carmelo para pedir su protección perpetua



¡Oh Virgen Santísima Inmaculada, belleza y esplendor del Carmelo! Vos, que miráis con ojos de particular bondad al que viste vuestro bendito escapulario, miradme benignamente y cubridme con el manto de vuestra maternal protección.

Fortaleced mi flaqueza con vuestro poder, iluminad las tinieblas de mi entendimiento con vuestra sabiduría, aumentad en mí la fe, la esperanza y la caridad. Adornad mi alma con tales gracias y virtudes que sea siempre amada de vuestro divino Hijo y de Vos.

Asistidme en vida, consoladme en la hora de mi muerte con vuestra amabilísima y dulce presencia, y presentadme a la augustísima Trinidad como hijo y siervo devoto vuestro, para así alabaros eternamente y bendeciros en el Paraíso.

Amén.