Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

16.12.23

Saludo a Santa Gertrudis, en la fecha de su solemnidad, 17 de noviembre



Salve, ¡oh Gertrudis!
virgen gloriosa,
de Cristo esposa
del mundo honor.

Salve, y en honra
de tu elevado nombre
nos dé el Dios Hombre
su Santo amor.

Tú, que en él ardes,
y desde el cielo
miras mi anhelo
por ese bien,

préstame ayuda
para alcanzarlo
y disfrutarlo
contigo.

Amén.


Oración:
Rogad por nosotros, Santa Virgen Gertrudis, para que así como veneramos vuestra memoria en la tierra, nos proteja en el cielo vuestra caridad.

Amén.


15.12.23

Oración para las festividades de los Santos Apóstoles



A lo largo del año, los Apóstoles tienen diferentes días para su solemnidad (San Pedro y San Pablo es el 29 de junio, el 27 de diciembre es San Juan Evangelista, San Judas Tadeo es el 28 de octubre...). En esos días el Oratorio Carmelitano os invita a hacer el siguiente homenaje:


Oración:
Glorificado sea el Señor Todopoderoso, que se dignó extender la luz del Evangelio por la palabra de los Santos Apóstoles, escogidos no entre los sabios y poderosos del mundo, sino entre los sencillos y humildes.

Dígnese el mismo Dios, cuyo soberano nombre bendecimos, aumentar nuestra fe y hacerla fecunda en buenas obras, mediante la intercesión que invocamos de aquellos bienaventurados ministros de su Verbo encarnado, para salud del mundo, y les sean gratos los homenajes que les tributamos, honrándoles como a testigos de la verdad.

Amén.


Oración al apóstol del día:
Santo Apóstol (o Santos Apóstoles, según convenga) cuya venerable memoria celebra este día la católica Iglesia. Nosotros nos asociamos a todos los honores que os dedican los pueblos cristianos en general, y en particular también venimos reverentes a los pies del divino Maestro, que os escogió por ministros de su Santo Evangelio (nota: si es la fiesta de San Pedro, se dirá: "que os escogió por cabeza de su Santa Iglesia"), para darle gracias por esa elección, que os es tan gloriosa, y por la cual os felicitamos efusivamente.

Sí, bienaventurado San (dígase el nombre del Apóstol del día), recibid nuestros respetos, nuestros honores, nuestros sentimientos afectuosos, y presentando al Salvador los humildes homenajes de nuestro reconocimiento, rogadle nos conceda la fe, la esperanza, la ardiente caridad con que tanto os enriqueció al llenaros de su Espíritu Santo, y enseñadnos desde el Cielo -como enseñásteis en la tierra- la manera de cooperar a la gran obra de nuestra salvación.

¡Cuántas veces vuestras enseñanzas alumbraron nuestro camino! ¡Cuántas vuestro auxilio nos ha consolado! Vuestra alma vive siempre entre nosotros, en los ejemplos de una vida laboriosa consagrada a la caridad (y, si es escritor sagrado, se añade: "y en la enseñanza de vuestros escritos que dictó la verdad").

Permitid, pues, que os agradezcamos cuanto reconocemos deberos, y -aunque sea mezquina la ofrenda- servíos aceptar estos recuerdos casi filiales con que os saludamos en el día de vuestra fiesta, gozándonos en la interminable recompensa que alcanza vuestros trabajos.

Amén.


Cántico final:
Honor al Santo Apóstol (o "Santos Apóstoles", en su caso)
que hoy la cristiana Iglesia
con esperanza invoca
con gratitud recuerda.

Colme el Señor su dicha,
y en la mansión eterna
preséntele él glorioso
las bendiciones nuestras.

Amén.


14.12.23

Homenaje para la festividad del Ángel Custodio (1 de marzo)



Acción de gracias al Señor:
Glorificado sea el Señor Dios nuestro que, según creencia de la Iglesia católica, se ha dignado darnos ángeles custodios, ministros de su Providencia, para que nos defiendan y nos guíen.

Rogamos, ¡oh Bienhechor eterno!, a vuestra divina Majestad, recibais benignamente los homenajes y acciones de gracias que elevamos a Vos por mediación de los mismos ángeles, y miréis con agrado las honras que dedicamos a esos bienaventurados espíritus, que gozan de la felicidad de serviros.

Amén.


Oración a los ángeles custodios:
Angel de mi guarda, ángeles custodios de cada uno de nosotros, de cada uno de los miembros de esta familia (o cofradía, o hermandad, o comunidad), y vosotros, los que protegeis especialmente la población en la que vivimos, el obispado y las parroquias de nuestra región: hacednos el gran honor de recibir con agrado y aceptar los especiales respetos con que acompañamos en este día las alabanzas que tributan los fieles a los celestes espíritus, encargados por Dios de ser ministros de su eterna Providencia.

Nosotros, saludando reverentemente a todos y a cada uno, os dirigimos a vosotros especial felicitación, dándoos gracias por cuanto habéis hecho en bien nuestro, y regocijándonos de teneros por invisible y sagrada compañía.

¡Oh gloriosos ángeles!, bendecid y ensalzad por nosotros al Señor omnipotente que os ha colmado de felicidad, rogándole nos conceda tener parte en esas delicias de su reino, mediante los méritos de Jesucristo y vuestra poderosa asistencia.

Amén.


Cántico:
¡Honor a ti, ángel mío!
No sé tu nombre santo
mas su inefable encanto
presiente el corazón.

Pide que pueda oírle
del cielo en la alegría,
y acepta en este día
de mi cariño el don.


13.12.23

Homenaje para la festividad de Santa Ana y San Joaquín (padres de María)



El día 26 de julio la Iglesia Católica celebra la festividad de Santa Ana y San Joaquín, padres de la Virgen María. Aunque los nombres de los padres de la Virgen María no aparecen en los libros bíblicos, la tradición los ha recogido de textos apócrifos que los mencionan. No obstante lo importante no es saber el nombre en sí, sino que en este día se recuerda a los padres de nuestra Señora la Virgen María, indiferente de cuales fuesen sus nombres históricamente.

Por ser Joaquín y Ana abuelos de Jesucristo, éste día también es el día de los abuelos.



Oración:
Bendito sea el Señor, que escogió a la bienaventurada Ana para Madre gloriosa de Nuestra Reina, la siempre Virgen María, y que se digne recibir benignamente los honores tributados a la que fue tan favorecida por su misericordia.

Amén.


Oración a Santa Ana:
Señora Santa Ana, a quien reverencia la católica Iglesia como digna madre de la Reina del cielo, yo uno mis felicitaciones en este augusto día a cuantas os son dirigidas por todos los ámbitos del mundo cristiano, y lleno de gozo el corazón por vuestra dicha eterna cerca de la excelsa Hija por quien fuisteis hecha gloriosa abuela del Señor, os suplico respetuosamente me dispenséis vuestra protección, para que después de honrar vuestra memoria en la tierra, logre la felicidad de acompañaros en el cielo, a cuya gloriosa Reina, vuestra bendita Hija, también felicito humilde en esta festividad, que celebramos en honor vuestro, para gloria del soberano dispensador de todas las gracias, de las que tanto os colmó.

Amén.


Cántico:
Madre augusta de María,
de los pobres pecadores
no desprecies los loores
en este tu fausto día.

Y pues gozas tanto honor
cerca de tu Hija bendita,
para todos solicita
la bendición del Señor.


Así sea en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.



Oración a San Joaquín:
Rogad por nosotros, patriarca San Joaquín. Rogad también por los fieles difuntos, para que vuestra felicidad, que hoy celebramos, lleve la alegría a todas las almas.

Amén.


Cántico a San Joaquín:
Patriarca ilustre,
Joaquín dichoso
que a tu Hija miras
en almo solio.

Y oyes que se alzan
cantos sonoros
con que la aplauden
celestes coros.

Hoy que en la tierra
los fieles todos
gracias al cielo
rinden devotos

porque le plugo
darte con colmo
la excelsa dicha
que es nuestro asombro.

Deja, gran Santo,
que al común gozo
mi pecho se una
cual ambiciono.

Yo, con la Iglesia,
tu nombre encomio,
tu dicha aplaudo,
tu auxilio invoco.

Y ante el Eterno
mi frente postro,
y sus bondades
contigo adoro.


Así sea en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.




10.12.23

La soledad de nuestra Señora la Virgen María



María, después de verse arrancar de sus brazos el sangriento cadáver de su adorado Hijo para darle sepultura, quedó en esperanzada soledad, confiando en la Resurrección de Jesús, siendo modelo santísimo de la naciente Iglesia.

Nuestro Señor le había puesto bajo su amparo a su amado apóstol San Juan, y a éste encargándole la tarea de cuidarla y ayudarla. Con ese gesto, también nos consiguió el privilegio de que María fuese madre de todos nosotros, los cristianos. Hemos de seguir por tanto el ejemplo de San Juan, poniéndonos bajo su protección y dejándonos cuidar de ella y, por nuestra parte, obedeciéndola y manteniéndonos a su lado sin separarnos ni alejarnos por ninguna circunstancia que nos ocurra, así como esforzándonos por no disgustarla ni ofenderla con nuestras acciones y conversaciones. Recurrir a ella en toda circunstancia, como quiere su Santísimo Hijo, es la mejor forma de agradecimiento y veneración.



Oración:
Nada os quedó, ¡oh Madre desamparada!, nada os quedó en la tierra del Hijo que era vuestra vida. Vos tuvisteis que dejaros arrancar de los brazos sus sacratísimos restos; tuvisteis que presenciar la tristísima visión de su sepultura. Y cuando la piedra del sepulcro se cerró, ocultando las amadas reliquias, quedásteis desvalida y solitaria en la tierra, separada de vuestro amadísimo Hijo.

Permitidnos, pues, ¡Virgen de la Soledad!, permitidnos la honra de acompañaros mentalmente en aquel inmenso desierto de vuestra alma, aprendiendo - como la Iglesia naciente entonces- del ejemplo de vuestra admirable sumisión e invencible resignación y paciencia, y dignaos asimismo aceptar los honores y las bendiciones que os tributamos como a nuestra corredentora amable y nuestro modelo sublime.

Esa gracia os pedimos, implorando a su vez de vuestro Hijo divino, por el recuerdo de vuestra soledad en aquellos momentos, santo amor del recogimiento y del retiro, de modo que, sepultados en su tumba para todos los falsos placeres y goces de la tierra, merezcamos entrada en las celestes mansiones, donde se transforman estos pasajeros dolores en este valle de lágrimas, en inmortales delicias junto a nuestro buen Dios y Padre.

Amén.