Donde hay pan, allí está Dios.
Mis preferidos son los pobres y los débiles;
los que son generosos y se quitan el pan de la boca por otros,
los altruistas, los agradecidos,
los sacrificados que se parten,
que son buenos como el pan.
Pero rechazo al que me acapara,
al que negocia conmigo y se enriquece con el hambre de otros;
al que me tira a la basura, quizá para aumentar mi precio;
al que me come sin necesidad.
Venid, amigos, a compartir mi pan,
es gratis para todos.