Poca y muy escasa información hay referente a San Lino, el segundo papa dentro de la línea sucesoria al Vaticano. Pero, sin embargo, y a pesar de esa falta de información, la importancia de este personaje es tal (de hecho, es santo por la Iglesia, San Lino) que se le otorga la función de segundo papa, tras San Pedro, el apóstol de Jesucristo.
Se suele decir que la Iglesia Romana, y los papas en particular, son herederos directos del Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, y esto es bien cierto, y que la línea sucesoria se podría escribir directamente desde el papa actual hasta el primero, Pedro. Pero eso ya no es tan claro, no solo porque en épocas hubo dos papas (como hoy, lo cual sería bastante, digamos... difícil, porque Cristo no estableció dos papas, pero esto es secundario, después de todo), y porque algunos de ellos, en la Edad Media sobre todo, no fueron precisamente un ejemplo de virtudes cristianas, sino porque la línea sucesoria entre los primeros y convulsos años del cristianismo no es ni mucho menos fácil de seguir.