Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

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6.2.20

El padre Hermann Cohen, carmelita, fundador de la Adoración Nocturna, escribe sobre el Santísimo Sacramento (yII)


¡Oh, Jesús! ¡Oh, Eucaristía, que en el desierto de esta vida me apareciste un día, que me revelaste la luz, la belleza y grandeza que posees! Cambiaste enteramente mi ser, supiste vencer en un instante a todos mis enemigos. Luego, atrayéndome con irresistible encanto, has despertado en mi alma un hambre devoradora por el Pan de vida y en mi corazón has encendido una sed abrasadora por tu Sangre divina.

Y ahora que te poseo y que me has herido en el corazón, ¡ah!, deja que les diga lo que para mi alma eres.

El padre Hermann Cohen, carmelita, fundador de la Adoración Nocturna, escribe sobre el Santísimo Sacramento


Jesús, adorado por mí, que me has conducido a la soledad para hablarme al corazón; por mí, cuyos días y noches se deslizan felizmente en medio de las celestiales conversaciones de tu Presencia adorable, entre los recuerdos de la comunión de hoy y las esperanzas de la comunión de mañana... Yo beso con entusiasmo las paredes de mi celda querida, en la que nada me distrae de mi único pensamiento, en la que no respiro sino para amar tu divino Sacramento.

¡Que vengan, que vengan los que me han conocido en otro tiempo, y que menosprecian a un Dios muerto de amor por ellos! Que vengan, Jesús mío, y sabrán si tú puedes cambiar los corazones. Sí, mundanos, yo os lo digo, de rodillas ante este amor despreciado: si ya no me veis esforzarme sobre vuestras mullidas alfombras para mendigar aplausos y solicitar vanos honores, es porque he hallado la gloria en el humilde tabernáculo de Jesús-Hostia, de Jesús-Dios.

La conversión de Hermann Cohen, fundador de la Adoración Eucarística Nocturna


Nacido en una poderosa familia judía de Hamburgo, Hermann Cohen (1820-1871) es educado en la religiosidad de un judaísmo ilustrado, y en el desprecio de todo lo cristiano: sacerdotes, cruz, sacramentos, etc.

A los cuatro años inicia Hermann su formación musical, y a los once da ya conciertos al piano. Un año después, como discípulo predilecto de Franz Liszt (1811-1886), inicia en París y desarrolla después por toda Europa una carrera muy brillante como pianista, profesor de piano y compositor.