Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

22.10.22

"Subida al Monte Carmelo", de San Juan de la Cruz, actualizada (38)



CAPÍTULO 2.
Se empieza a tratar de la segunda parte de esta noche, que es la fe, y se muestra con dos razonamientos cómo es más oscura que la primera y que la tercera.


1. Seguimos ahora a tratar de la segunda parte de esta noche, que es la fe, la cual decíamos que es el admirable medio para ir al término que es Dios, el cual explicamos también que era para el alma una natural tercera causa o parte de esta noche.
Porque la fe, que es el medio, es comparada a la medianoche. Y así podemos decir que para el alma es más oscura que la primera y, en cierta manera, que la tercera. Porque la primera, que es la del sentido, es comparada a las primeras horas de la noche, que es cuando cesa la vista de todo objeto sensitivo, y así no está la luz tan ausente como la medianoche.
La tercera parte, que es el antelucano, o sea lo que ya está próximo a la luz del día, no es tan oscuro como la medianoche, pues ya está inmediata a la ilustración e iluminación de la luz del día, y esta luz es comparada a Dios. Porque, aunque es verdad que Dios es para el alma tan oscura noche como la fe, hablando naturalmente, pero, una vez acabadas ya estas tres partes de la noche, que para el alma lo son naturalmente, ya va Dios ilustrando al alma sobrenaturalmente con el rayo de su divina luz, lo cual es el principio de la perfecta unión que se sigue pasada la tercera noche, y por ello se puede decir que es menos oscura.

2. Es también más oscura esta segunda noche que la primera, porque esta pertenece a la parte inferior del hombre, que es la sensitiva y, por consiguiente, más exterior, mientras que esta segunda de la fe pertenece a la parte superior del hombre, que es la racional y, por consiguiente, más interior y más oscura, porque la priva de la luz racional o, por definirlo mejor, la ciega. Y así es justamente comparada a la medianoche, que es lo más profundo y lo más oscuro de la noche.

3. Pues entrando a tratar esta segunda parte de la fe debemos ahora probar cómo es noche para el espíritu, así como la primera lo es para el sentido. Y luego tambien diremos los contrarios que tiene, y cómo se ha de disponer el alma activamente para entrar en ella. Porque de lo pasivo, que es lo que Dios hace sin que el alma se esfuerce, para introducirla en esta noche, ya entraremos a tratar en su lugar, que sería en el tercer libro.







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