Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

27.4.20

Deshacerse del hombre viejo




Así como un árbol silvestre no da fruto, o si lo da es ácido e indigesto; pero que injertándole una púa de superior calidad los da tan excelentes y suaves como los del árbol de que fue tomado el injerto, así el cristiano, que en el Bautismo recibió el divino injerto, Cristo, ya no debe vivir del viejo Adán, sino del nuevo que es Cristo, y decir con el Apóstol: "Vivo yo, mas no yo, sino que vive Cristo en mí" (Gál. 2, 20).



(Vida buena y mala.).