Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

18.4.19

Ejercicio para la confesión


El que ha recibido mayores beneficios debe amar más, concebir grandísimo pesar de sus menores ingratitudes hacia su divino Bienhechor, y purificarse cuanto antes; jamás nos cansaremos de exhortar hacia la necesidad de una confesión frecuente, semanal, mensual, o cuando nos recomiende nuestro confesor.

Debemos excitarnos a una viva contrición de nuestras faltas, confesarlas humildemente, y esforzarnos en disminuirlas cada día.

Importa ante todo esmerarse en vencer la pasión dominante, atacándola sin piedad hasta desarraigarla del corazón.




En la acusación de las faltas, mostrar ingenuamente y con franqueza su miseria, pero no embrollarse en los escrúpulos que ahogan el verdadero amor. Obedecer a ciegas al Director: él representa a Jesucristo. Ser dócil como un niño. San Francisco de Sales lo ha dicho: "Un alma verdaderamente obediente jamás se pierde, y no tiene que dar cuenta a Dios". En fin, escuchar y recibir todo lo que se nos diga en el santo Tribunal como salido del mismo Corazón de Nuestro Señor.

En el momento de la absolución, abrazar en espíritu el pie de la Cruz, recibir la preciosísima Sangre de la herida del sagrado Corazón, ofrecerla a Dios en expiación de nuestros pecados, y retirarse en paz, con el firme propósito de no volver a ofender a este Corazón tan misericordioso y tierno, que acaba de perdonarnos todos nuestros pecados.

| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com