déjame que, postrado ante tus plantas
bese una y otra vez tus llagas santas
vertiendo por mis culpas amplio llanto.
¡Cuánto te hice sufrir, oh Jesús mío!
Y a la voz de tu amor que me decía:
"Ven a mí". "No quiero", respondía,
haciéndote penar con mi desvío.
En prenda de perdón por tanto agravio
un último favor quiero me hagas:
morir besando tus sagradas llagas
con actos de dolor y desagravio.
| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com