Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

12.7.18

Novena a Ntra. Sra. la Virgen del Carmen. Día 6


Novena a Nuestra Señora la Virgen del Monte Carmelo

¡Madre del Carmelo! Vengo a tus plantas lleno de gozo y de esperanza.

De gozo, porque sé que tu escapulario es "el canal abundante por donde bajan raudales continuos de gracias y de favores sobre el mundo; el bendito vestido espiritual que protege a los hombres por los difíciles caminos de la vida; el áncora de salvación en las múltiples borrascas espirituales y temporales; el escudo defensor en las luchas contra los enemigos del alma y contra los peligros del cuerpo".

Y de esperanza, porque tu Escapulario es "señal segura de predestinación; garantía de un feliz éxito en el tránsito a la eternidad; llave que abre las puertas del cielo", pues como Tú misma dijiste: "El que muera con mi Escapulario no se condenará".

Yo sé, Madre, que "Tú eres siempre el camino que conduce a Cristo y que todo encuentro contigo no puede menos de terminar en encuentro con Cristo mismo".

Tú conociste, Madre, las penas y tribulaciones de aquí abajo, la fatiga del trabajo cotidiano, las incomodidades y estrecheces de la pobreza y los dolores del Calvario.

Por eso acudo a Ti, Madre del Carmen, en esta Novena, "para que socorras las necesidades de la Iglesia y del mundo, escuches benignamente los clamores de paz que a Ti se elevan desde todos los confines de la tierra, ilumines a los que rigen los destinos de los pueblos y obtengas de Dios la paz verdadera que se funda sobre las bases sólidas y duraderas de la justicia y el amor", también por mis necesidades, por las almas del purgatorio y por nuestra salvación eterna.

Por Jesucristo nuestro Señor. Así sea.






DÍA 6.°

EL ESCAPULARIO, AUTÉNTICA DEVOCIÓN MARIANA
La Iglesia, desde muy antiguo, ha visto en el escapulario una auténtica devoción mariana. Ha sido testigo del gran fruto espiritual que ha realizado en las almas. Ha podido comprobar repetidamente la aprobación extraordinaria del cielo por medio de inmensos favores y milagros.

La Iglesia contempla en el Escapulario un mensaje de la Maternidad espiritual de María, que se ejerce a lo largo de nuestra vida, se acentúa a la hora de la muerte y se extiende a los sufrimientos del Purgatorio.

Por otra parte, según la enseñanza del escapulario, las promesas de la Virgen se conceden a aquellos que visten el escapulario, no sólo de un modo material, sino también de un modo espiritual, es decir, acomodándose al espíritu cristiano y al de la Orden del Carmelo, pues el escapulario es, ante todo, "vestimenta espiritual". Y pues el Escapulario es un hábito, exige una vida acorde al nuevo estado y es símbolo de las virtudes marianas que el carmelita ha de imitar.

El religioso carmelita hace profesión de servir a la Santísima Virgen del Monte Carmelo como a Madre y a Patrona.

El carmelita, asimismo, participa de esa profesión porfiando en asemejarse cuanto mejor pueda, dentro de su estado, a la vida mariana de los religiosos. Ese ideal es del todo necesario en todo carmelita que se haya consagrado y use el escapulario, para alcanzar los beneficios del mismo.

El escapulario es dinámico; es vida; es programa; un libro que enseña y conduce hacia la Madre del cielo y con Ella y por Ella a Dios. Dentro de la gran familia carmelitana un consagrado sin vida mariana sería un miembro raro, paralizado, fuera de su lugar.

(Pídase ahora la gracia que se quiere conseguir de nuestra Madre Carmelitana en esta novena).

SALUTACIONES
- ¡Madre mía del Carmelo! Gracias por habernos dado tu escapulario, llave de oro para abrir las puertas del cielo.
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

- ¡Madre mía del Carmelo! Gracias por haberme vestido con tu santo escapulario, prenda segura de salvación.
Dios te salve María...

- ¡Madre mía del Carmelo! Gracias por tu escapulario, canal abundante por donde bajan raudales continuos de gracias sobre el mundo.
Dios te salve María...

- ¡Madre mía del Carmelo! Gracias por tu Escapulario, protección segura contra los peligros del alma y del cuerpo.
Dios te salve María...

- ¡Madre mía del Carmelo! Gracias por tu promesa: "En la vida protejo, en la muerte ayudo y después de la muerte salvo".
Dios te salve María..., y Gloria...

SÚPLICA
Acordaos, oh Virgen del Monte Carmelo, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que visten devotamente vuestro santo escapulario haya dejado de experimentar vuestra protección y auxilio en la vida y en la muerte. Animado yo con esta confianza acudo a Vos, y, aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante vuestra presencia. No desechéis mis súplicas, oh Madre de los carmelitas; antes bien, oídlas y atendedlas amorosamente presentándolas ante el trono de vuestro divino Hijo Jesús para que sean favorablemente despachadas. Así sea.

Oficiante: Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Respuesta: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

ORACIÓN FINAL
Te suplicamos, Señor, que nos asista con su intercesión poderosa la Santísima Virgen María, Madre y Reina del Carmelo, para que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de la perfección que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Así sea.

| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

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