Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

15.7.18

De las virtudes y de los vicios: Limosna


La Limosna Espiritual es hija del Celo y hermana gemela del Consejo; lleva consigo todas las cualidades del Consejo y también sus escollos y tropiezos.

La Limosna Espiritual perfecta se asemeja a la Caridad, y consiste en una comunicación de riquezas espirituales para con el alma que no las tiene; es un dar espiritualmente el alma pura y prudente de lo que tiene recibido, al alma que no tiene. Pero como nadie da lo que no tiene, y para tener se necesita hacerse digno de recibir, el alma que quiere practicar esta Obra de Misericordia necesita trabajar primero en la propia santificación para atesorar las riquezas que después ha de regalar y comunicar.




La limosna es una moneda de infinito valor, con la cual se compra el cielo; pero necesita también esta Obra de Misericordia sus condiciones para ser meritoria ante mis divinos ojos.

La Limosna necesita ser espontánea, oculta y sobrenatural; espontánea, esto es, que nazca del corazón y no obligada por los respetos humanos, o envenenada con otros fines no rectos y santos; oculta, y mientras más oculta a las miradas y alabanzas humanas y a toda vanidad, mejor, porque esta ponzoña la desvirtúa, pagando el mundo con tierra lo que debiera Yo pagar con cielo; y sobrenatural quiere decir que el hombre debe sobrenaturalizar el acto natural, practicando esta virtud con el solo fin de agradarme a Mí, y tomando al pobre, al triste y al desvalido corno la fiel imagen de Mí mismo, más aún: como mi misma Persona.

Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia, recibiendo centuplicada la recompensa del menor acto que hagan por el pobre.

¡Feliz el alma que en su carrera por el mundo practica las Obras de Misericordia! Ella atesora eternas riquezas que en el cielo encontrarán entre las Misericordias Mías. Mas no sólo el premio con que galardono a los misericordiosos es para allí, sino aun en esta vida los lleno de bienes espirituales y aun temporales.

La Misericordia es una virtud muy alta que en su seno lleva la Caridad del prójimo, emanando del mismo Dios, que es Caridad inagotable de infinitas misericordias.

Dios es Caridad; Dios es Misericordia. El alma misericordiosa que toma como suyas todas las dolencias del prójimo, en el orden material y espiritual puede con verdad decir que lleva en su ser una parte de mi Substancia o Ser divino que misericordiosamente le he comunicado; lleva en sí un signo de predestinación, porque los misericordiosos alcanzarán misericordia. Mas en cuanto es más el espíritu que la materia, tanto más vale la limosna espiritual que la material, aunque ambas son muy amadas de mi Corazón divino.

Todos pueden practicar la limosna espiritual, en más o menos escala; la material no está al alcance de muchos.

La Limosna perfecta material no está en dar dinero u objetos materiales, sino en la manera de dar este dinero u objetos.

La Limosna Espiritual tiene muchísimas formas y medios con que se practica. Muchas virtudes se ponen en juego al practicar esta Limosna. La Dulzura, la Paciencia, la Amabilidad y el Amor e Interés santo son sus inseparables compañeros. Con estas virtudes sublimes se derrama ocultamente el bálsamo del consuelo en las almas doloridas.

La Limosna Espiritual Perfecta consiste en un darse interiormente al prójimo, por la Oración y por el Consejo santo, aliviando sus penas y tomándolas como propias.

La Limosna de la Oración es muy alta y sublime, y la que ejecutan con fruto por los pecadores y por los necesitados de todo género es la Limosna mayor y más santa.

v. Concepción Cabrera de Armida | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

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