Cada día, sol@ o en familia, reza las oraciones que puedes encontrar a continuación. Venimos de Dios, que nos ha creado, y vamos a Dios. Y el camino que más rectamente nos hace ir y conocer a Dios es María. Por esto los santos dicen: quien no tiene a María por Madre, no tiene a Dios por Padre.
Yo confieso ante Dios Todopoderoso que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María Madre de Dios, a los ángeles y a los santos, que intercedáis por mí ante Dios nuestro Señor. Amén.
Plegaria:
Bendita sea tu pureza,
y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza,
a ti, celestial Princesa,
Virgen sagrada María
te ofrezco en este día
alma, vida y corazón.
Mírame con compasión,
no me dejes, Madre mía.
misericordia tened y piedad del alma mía!
Hasta morir en tu amor, no me dejes de tu amparo ni me deje jamás tu compañía,
dulcísima Reina y Señora que motiva mi alegría:
escucha los ruegos de tu hijo y cobíjame contigo cada día.
Oración:
Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestra asistencia y reclamando vuestro auxilio, haya sido abandonado de Vos. Animado con esta confianza a Vos también acudo, oh Virgen, Madre de las vírgenes, y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana.
No desechéis, oh Madre de Cristo, mis humildes súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas favorablemente. Amén.
Preces:
- Madre mía amantísima, en todos los instantes de mi vida, acordaos de mí, miserable pecador. Avemaría...
- Acueducto de las divinas gracias, concededme abundancia de lágrimas, para llorar mis pecados. Avemaría...
- Reina de Cielos y tierra, sed mi amparo y defensa contra las tentaciones de los enemigos de mi alma. Avemaría...
- Madre Inmaculada, alcanzadme de vuestro Santísimo Hijo las gracias que necesito para mi salvación. Avemaría...
- Abogada y refugio de pecadores, asistidme en el trance de mi muerte y abridme las puertas del Cielo. Avemaría...
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Oración final:
¡Oh, Señora mía! ¡Oh, Madre mía! ¡Oh, Reina mía! Yo me ofrezco del todo a Vos; y en prueba de mi filial afecto os consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón... En una palabra: todo mi ser. Ya que soy todo vuestro, oh Madre de bondad, guardadme y defendedme como cosa y posesión vuestra.
En Vos, Madre mía dulcísima, he puesto toda mi confianza y nunca jamás seré confundido. Amén.
Himno carmelitano:
Flor del Carmelo
viña florida
esplendor del Cielo
Virgen fecunda y singular,
¡oh, Madre tierna!,
refugio del pobre
a tus carmelitas
proteja tu nombre
estrella del mar.
Jaculatorias finales:
Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.
Dulce Corazón de María, sed mi salvación.
San José, ruega por nosotros.
Ave María Purísima, sin pecado concebida.
| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com
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