Martes, 21 de agosto de 1900
Acaso me engañe, pero hoy espero visita del Cohermano Gabriel y, si es verdad, tengo que hablarle de muchas cosas. Luz, Jesús, luz no a mí, sino al Padre Germán y al Confesor.
Miércoles, 22 de agosto de 1900
Ayer ([Ayer, miércoles; la Santa escribe el jueves 23]) el Ángel de la Guarda me avisó de que en el transcurso del día vendría Jesús. Me riñó, me llamó soberbia, mas luego nos contentamos en seguida. Ya no pensé más en la visita de Jesús, porque dudaba de ella, pero al ponerme a hacer las oraciones de la noche me sentí recogida en Jesús, el que me hizo en seguida un dulce reproche, diciéndome:
- Gema,¿no me quieres ya?
- Oh, Dios mío -le dije-, ¿no ves de cuántas maneras te busco? Te deseo en todas partes, te quiero, te busco constantemente, te deseo a ti solo.
Pero se me ocurrió preguntarle en seguida:
- Una vez que has venido esta tarde, ¿ya no vendrás mañana por la tarde?
Me contestó que sí. El Confesor empero me tiene dicho que si sufro y no me siento bien, será responsable mi conciencia; si me siento bien, a la misma hora puedo sufrir con Jesús, si no, que Jesús venga, pero sin hacerme sufrir. Que me entretenga con Él y lo compadezca y participe con Él de aquella mortal tristeza que sintió en el huerto de los olivos. De todos modos obedeceré.
También me habló Jesús, sin que yo se lo recordara, de la santa alma de doña Josefina Imperiali.
- ¡Oh, qué querida que me es! - Repetía Jesús -. Mira - añadió - sufre mucho, no tiene un minuto de tregua. ¡Feliz ella! -. Me dejó como de ordinario, con un consuelo indecible.
Gracias a Jesús, y por su infinita misericordia, el Ángel de la Guarda no me abandona ni siquiera un segundo. Ayer vi varios Ángeles, el mío, que me asiste continuamente, y otro de otra persona, y del que no es necesario que diga más particulares, si la obediencia me lo exige, lo haría, pero por ahora, basta. Cuando llegue el caso me acordaré.
Santa Gemma Galgani | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com
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