Espíritu divino, vida divina, amor divino, equivale a esto: quien hace la voluntad de Dios, ése conoce a Dios y le ama. En verdad, en el momento en que hacemos con dedicación interior lo que Dios pide, la vida divina se hace nuestra vida. Dios se encuentra en nosotros.
Edith Stein (Santa Teresa Benedicta de la Cruz O. C. D.). | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com
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