Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

20.2.18

Quién fue San Pelayo


Nació San Pelayo en Albees, diócesis de Tuy (Galicia), a comienzos del siglo X.

Durante el califato de Abderramán III, su tío Hermogio, obispo de Tuy, es hecho prisionero en la batalla de Valdejunquera y llevado corno cautivo a Córdoba. Le permiten regresar a su tierra para tramitar el rescate pero debe dejar en su puesto a su sobrino Pelayo corno rehén. Así vivió el niño Pelayo unos cuatro años en la cárcel, en calidad de prisionero de guerra.




Cuando intentan apartarlo de su fe en Cristo y comprometer lo más intimo de su ser, la dignidad de su cuerpo y de su alma, no logran su propósito. Y el 26 de Junio del año 925 el martirio lo convierte en testigo de Cristo para siempre. Tenía unos trece años.

Sus reliquias fueron recogidas por los cristianos de la ciudad y trasladadas posteriormente hacia el norte. Esta peregrinación desde el lugar de su martirio hasta Oviedo extendió la noticia del impresionante testimonio del niño mártir. Numerosas parroquias lo adoptaron como santo patrono, sobre todo en León donde en un primer momento descansaron sus reliquias en un Monasterio construido a tal efecto.

La Comunidad de monjas benedictinas que lo acoge desde el año 994, depositó la urna de las reliquias bajo el altar mayor de la Iglesia del cenobio que pasó a denominarse Monasterio de San Pelayo.

Identificado con Cristo de esta manera, asiste al discurrir cotidiano de la jornada talonada por el canto y la plegaria de la comunidad monástica.

| Redacción: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

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