Nació San Pelayo en Albees, diócesis de Tuy (Galicia), a comienzos del siglo X.
Durante el califato de Abderramán III, su tío Hermogio, obispo de Tuy, es hecho prisionero en la batalla de Valdejunquera y llevado corno cautivo a Córdoba. Le permiten regresar a su tierra para tramitar el rescate pero debe dejar en su puesto a su sobrino Pelayo corno rehén. Así vivió el niño Pelayo unos cuatro años en la cárcel, en calidad de prisionero de guerra.