Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

1.7.19

Salutación al Sagrado Corazón de Jesús


Os saludo, Corazón de mi Jesús, salvadme.
Os saludo, Corazón de mi Creador, perfeccionadme.
Os saludo, Corazón de mi Jesús, perdonadme.
Os saludo, Corazón de mi Padre, gobernadme.
Os saludo, Corazón de mi Esposo, amadme.
Os saludo, Corazón de mi Maestro, enseñadme.
Os saludo, Corazón de mi Pastor, guardadme.
Os saludo, Corazón de mi Jesús Niño, atraedme.
Os saludo, Corazón de Jesús, moribundo en la Cruz, pagad por mí.
Os saludo, Corazón de Jesús, en todos los momentos de la vida, daos a mí.
Os saludo, Corazón de mi Hermano, permaneced en mí.
Os saludo, Corazón caritativo, cumplid Vuestros designios en mí.
Os saludo, Corazón humildísimo, reposad en mí.
Os saludo, Corazón pacientísimo, soportadme.
Os saludo, Corazón pacífico, calmadme.
Os saludo, Corazón bendito, médico y remedio de nuestros males, curadme.
Os saludo, Corazón Jesús, consuelo de los afligidos, consoladme.
Os saludo, Corazón amante, hoguera ardiente, consumidme.
Os saludo, Corazón de eternas bendiciones, llamadme.





ORATORIO CARMELITANO



Humildemente postrado al pie de Vuestra santa Cruz, Os digo, oh divino Salvador mío, para mover las entrañas de Vuestra misericordia a perdonarme:

Jesús desconocido y despreciado,
tened piedad de mí.

Jesús, calumniado y perseguido,
tened piedad de mí.

Jesús, abandonado de los hombres y tentado,
tened piedad de mí.

Jesús, traicionado y vendido a vil precio,
tened piedad de mí.

Jesús, vituperado, acusado y condenado injustamente,
tened piedad de mí.

Jesús, cubierto con vestidos de oprobio y de vergüenza,
tened piedad de mí.

Jesús, abofeteado y burlado,
tened piedad de mí.

Jesús, arrastrado con una soga al cuello,
tened piedad de mí.

Jesús, azotado hasta derramar sangre,
tened piedad de mí.

Jesús, pospuesto a Barrabás,
tened piedad de mí.

Jesús, coronado de espinas y saludado por irrisión,
tened piedad de mí.

Jesús, cargado con la cruz y con las maldiciones del pueblo,
tened piedad de mí.

Jesús, triste hasta la muerte,
tened piedad de mí.

Jesús, clavado en un infame madero en compañía de ladrones,
tened piedad de mí.

Jesús, anonadado y deshonrado delante de los hombres,
tened piedad de mí.

Jesús, abrumado de toda clase de dolores,
tened piedad de mí.

¡Oh buen Jesús!, que habéis querido sufrir infinitos oprobios y humillaciones por amor mío, imprimid profundamente en mi corazón el amor y estimación de ellos, y hacedme desear su práctica.

Amén.

(Santa Margarita María Alacoque).