Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

24.4.19

Invocaciones de Santa Margarita María


Humildemente postrado al pie de Vuestra santa Cruz, Os digo con profunda contrición, divino Salvador mío, para mover las entrañas de Vuestra misericordia a perdonarme:

Jesús, desconocido y despreciado,
tened piedad de mí.

Jesús, calumniado y perseguido,
tened piedad de mí.

Jesús, abandonado de los hombres y tentado,
tened piedad de mí.

Jesús, entregado y vendido a vil precio,
tened piedad de mí.

Jesús, vituperado, acusado y condenado injustamente,
tened piedad de mí.

Jesús, vestido con una túnica de oprobio y de ignominia,
tened piedad de mí.

Jesús, abofeteado y burlado,
tened piedad de mí.

Jesús, arrastrado con la soga al cuello,
tened piedad de mí.

Jesús, azotado hasta derramar la sangre,
tened piedad de mí.

Jesús, pospuesto a Barrabás,
tened piedad de mí.

Jesús, coronado de espinas y saludado por irrisión,
tened piedad de mí.

Jesús, cargado con la cruz y las maldiciones del pueblo,
tened piedad de mí.

Jesús, triste hasta la muerte,
tened piedad de mí.

Jesús, pendiente de un infame leño en compañía de dos ladrones,
tened piedad de mí.

Jesús, anonadado y confundido delante de los hombres,
tened piedad de mí.

Jesús, abrumado de toda clase de dolores,
tened piedad de mí.

¡Oh, buen Jesús!, que habéis querido sufrir infinidad de oprobios y de humillaciones por mi amor, imprimid poderosamente su estima en mi corazón, y hacedme desear su práctica.

Amén.