Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

29.3.19

Ofrecimiento del santo Sacrificio


¡Padre eterno!, os ofrezco el sacrificio que de sí mismo hizo Vuestro amado Hijo Jesús en el árbol de la Cruz, y que hoy renueva sobre nuestros altares; Os lo ofrezco en nombre de todas las criaturas, con las misas que se han celebrado y celebrarán en todo el mundo hoy, para adoraros y tributaros el honor que merecéis, para daros gracias por tantos beneficios como nos dispensáis sin merecerlos, para aplacar Vuestra cólera justamente irritada por nuestros pecados, para daros digna satisfacción de ellos y, en fin, para alcanzar nuevas gracias, para la Iglesia, para el mundo entero, para las almas del Purgatorio, y para mí.

Uno a este tesoro infinito todas las virtudes y gracias de la Bienaventurada Virgen María y de todos los santos; todas las buenas obras de todos los hombres, y el tesoro entero de la santa Iglesia.

Os hago también la misma ofrenda para aumentar la alegría y gloria de la Humanidad santísima de Nuestro Señor Jesucristo, el culto y veneración de los fieles hacia todos los misterios de su vida y muerte, para aumentar, en fin, la gloria y bienaventuranza de la santísima Virgen María, de todos los santos, sobre todo de mis santos patronos y abogados y santos de mi devoción, y de los santos que hoy se conmemoran.

(Esta oración rezada durante la Misa, tiene concedidas tres años de indulgencia).