"La gloriosa Virgen María dió a luz en el mundo el que era luz de los Cielos, y en el humilde establo -que el Señor eligió por cuna para enfrentar nuestro orgullo- vio acudir pastores sencillos y sabios poderosos, para adorarle rendidos".
Oración:
Virgen Madre, dejadnos tomar parte en los primeros homenajes rendidos a vuestro dulce Jesús, cuando proclamado por Ángeles en Belén, y descubierto en apartadas regiones por milagrosa estrella, vísteis correr a rústicos pastores y a sabios poderosos para adorarle en el pesebre que eligió por cuna.
¡Sí, gloriosa Madre del Divino Niño! Nosotros le adoramos también en el abatimiento del establo, con la fe sencilla de los pastores, y como los reyes magos le ofrecemos en tributo de amor y de respeto profundo, el oro purísimo de sus merecimientos, el incienso santo de todas las alabanzas que le canta incesantemente su Iglesia, y la mirra de vuestra inalterable humildad, que preserva de toda corrupción y que esperamos nos haga seguir vuestro ejemplo de sencillez y obediencia, y sanará también la corrupción de nuestra carne, uniendo a tan preciosos presentes el mezquino de nuestros corazones.
Rogadle, bienaventurada María, rogadle que nos purifique con una mirada de sus ojos, y que por la virtud de su glorioso pesebre nos sane de la miseria de nuestro loco orgullo.
Amén.