Por la señal...
- Acto de contrición:
Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno.
Propongo firmemente no volver a pecar y confío que por tu infinita misericordia me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna.
Amén.
- Desprecio del mundo.
Oh magnánimo despreciador de los bienes, glorias y regalos mundanos, alcanzadnos luz para conocer la vanidad de las cosas terrenas, y magnanimidad para despreciarlas como se merecen, por amor de Dios.
Máxima:
En poco tiene las grandezas de la tierra el que tiene puesta la mira en el cielo, en cuya comparación las coronas y cetros de este mundo son como vestidos de comediantes, que tarde o temprano se abandonan.
Práctica:
Hacer algún actod e humildad o moderar el lujo o fausto.
-Se hace ahora la petición que se desea alcanzar en la seisena-.
- Oración final:
¡Oh Luis santo!, adornado de angélicas costumbres; yo, indignísimo devoto vuestro, os encomiendo especialmente la castidad de mi alma y de mi cuerpo, y os pido que por vuestra pureza angélica os dignéis encomendarme al Cordero Inmaculado, Cristo Jesús, y a su purísima Madre, Virgen de vírgenes, guardándome de todo pecado. No permitáis que yo manche mi alma con la menor impureza, antes bien, cuando me viereis en la tentación o peligro de pecar, alejad de mi corazón todos los pensamientos y afectos inmundos, y despertad en mí la memoria de la eternidad y de Jesús crucificado. Imprimid altamente en mi corazón un profundo sentimiento de temor santo de Dios, y abrasadme en su divino amor, para que así, siendo imitador vuestro en la tierra, merezca gozar de Dios en vuesttra compañía. Amén.
| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com