Desprecio de los bienes mundanos

18.9.21

Luces Vespertinas: 8. Mis virtudes



Virtudes son los hábitos y costumbres de obrar bien de oridinario, las fuerzas que algunos tienen para practicar el bien habitualmente. ¿Tengo yo alguna virtud? ¿Tengo muchas o pocas? ¿Son endebles o sólidas?

- 1º. Virtudes teologales.
¿Tengo fe? Y fe viva, no débil, muerta o apagada. ¿Tengo fe instruida, no ignorante? ¿Fe completa, no parcial, tímida y oculta? ¿Tengo fe sólo teórica, o manifiesta, práctica, aplicada a todas las cosas y en todos los aspectos de mi vida?

¿Tengo esperanza? Mis aspiraciones, mis bienes, mis ideales, ¿están todos en esta vida, o en la otra?

¿Tengo caridad? ¿Tengo amor de Dios verdadero, sobre todas las cosas, queriendo antes perderlas todas que ofenderle? ¿Le tengo amor por ser Él quien es? ¿O tengo amor sólo cuando me salen bien las cosas? ¿Tengo caridad con el prójimo, verdadera, sincera y práctica?

- 2º. Virtudes cardinales.

Son las principales virtudes a las que se refieren otras muchas:

¿Tengo prudencia? ¿Procedo con reflexión, con calma, con cautela? ¿O procedo con precipitación, inconstancia, negligencia e inconsideración? ¿Tengo demasiada prudencia? ¿Tengo demasiada astucia, trampa y doblez? ¿O tengo demasiada solicitud de lo temporal y de lo porvenir? ¿O demasiada timiedez que no veo sino los inconvenientes?

¿Tengo justicia? ¿Doy a cada uno lo suyo? ¿Juzgo y hablo de cada uno como es justo? ¿O atiendo al favoritismo, adulo, abuso de mi posición, y soy parcial? ¿Respeto los derechos de todos, incluso de los inferiores?

¿Tengo fortaleza? ¿Soy valiente para emprender? ¿Soy magnánimo para ejecutar? ¿Soy paciente para resistir? ¿Soy entero para no ceder? ¿Soy consecuente para terminar lo empezado? ¿Soy demasiado fuerte, o/y terco, o/y ambicioso?

¿Tengo templanza? ¿Guardo la debida moderación en los placeres? ¿Guardo moderación en la honestidad y continencia en mi estado y condición? ¿Tengo mansedumbre y bondad? ¿Tengo clemencia y generosidad? ¿Tengo modestia en el vestir y en el proceder? ¿Tengo humildad en el pensar y obrar, y moderación en todo lo que me gusta y atrae?

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17.9.21

Luces Vespertinas: 7. Mis mortificaciones



Todo cristiano debe mortificarse algo en la vida:

- 1º: ¿Me mortifico lo necesario para cumplir mis deberes, o dejo de cumplirlos cuando me cuesta?

- 2º: ¿Me mortifico lo que manda la ley, en los ayunos, en las vigilias, en la promiscuación?

- 3º: ¿Me mortifico algo también voluntariamente para ejercitar las virtudes, o para castigar mis pecados, o por imitar a Nuestro Señor Jesucristo, o por acostumbrarme, como en gimnasia, para cuando tenga la necesidad de mortificarme, o para evitar la sensualidad?

Un hombre inmortificado es insoportable, es un degenerado. Un hombre mortificado es un verdadero hombre: esta es su mejor alabanza, es un hombre libre, feliz, dueño de sí mismo.

· En el cuerpo: ¿Cómo uso de los placeres de los sentidos, curiosidad de la vista, deleite de la música, sueño, frío y calor, rigores de la vida, miserias de la sociedad? ¿Uso de alguna mortificación y aspereza, con consejo y prudencia?

· En el entendimiento: ¿Mortifico mi curiosidad de saber lo que no me conviene, o porque me induce al vicio, o porque me aparta de la fe, o porque me lleva al error, o porque me está prohibido? ¿Soy terco de juicio y no lo doblego cuando hay motivo?

· En la imaginación: ¿La dejo fantasear libremente lo que quiere, o la refreno para que no divague inútil y perjudicialmente? ¿Me doy demasiado a los placeres de la imaginación? ¿A las lecturas de novelas y ficciones? ¿Al teatro, cine, juegos fantásticos?

· En la voluntad: ¿Sé sufrir las contrariedades de la vida, los sucesos desagradables? ¿Sé sonreír a la adversidad? ¿Sé hacer frente a la dificultad? ¿Sé mantenerme sereno en la desgracia? ¿Sé dominar mi carácter?

· En el corazón: ¿Mortifico mis excesivas vehemencias, sea en mis afectos, deseos, simpatías, inclinaciones sensuales, sea en mis aversiones, repugnancias, antipatías y odios? ¿Mortifico mis siete pasiones? ¿O me dejo llevar de ellas fácilmente?

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16.9.21

Luces Vespertinas: 6. Mi carácter



Carácter es el modo propio y particular de ser y obrar que habitualmente tiene cada persona.

En parte es natural: cada uno nace con un carácter y modo de ser suyo, propio.

En parte es obra nuestra: virtud o defecto, según lo hayamos hecho. Y así juzgamos y decimos: "¡Qué buen carácter tiene!", o: "¡qué mal carácter tiene!".

El carácter, tal como nos lo da Dios, suele ser bueno con defectos. Y si lo cultivamos y formamos, se libra de los defectos y aumenta lo bueno que tiene de su naturaleza, aumentando así nuestros méritos. Educa, pues, tu carácter.

Lo primero que debo hacer es conocer mi carácter. ¿Me conozco? ¿Qué carácter tengo? ¿Bueno o malo? ¿Enérgico o débil? ¿Valiente o tímido? ¿Vehemente o apático? ¿Impetuoso o parado? ¿Alegre o triste? ¿Sincero y noble, o doblado y tramposo? ¿Variable y caprichoso, o constante y formal? ¿Flexible o inflexible y terco? ¿Entero o blando? ¿Afable y risueño, o áspero y hosco? ¿Humilde y servicial, o soberbio y desdeñoso? ¿Leal o falso? ¿Perezoso y dejado, o diligente y trabajador? ¿Digno o degradado? ¿Fuerte o débil? ¿Animoso o apocado? ¿Razonable o alocado?

¿Qué pensarán otros de mi carácter?

Lo segundo que debo hacer es educar mi carácter; para lo cual me hace falta reflexionar siempre al obrar, tomarme cuentas después de obrar, castigarme cuando obro mal, sin perdonarme; corregirme y siempre ir adelante a lo bueno. El mejor medio es examinarse la conducta todos los días unos minutos, o al acostarse, o a la mañana siguiente.

Tal vez no tengo carácter, ninguna energía, ninguna cualidad en mi modo de ser, sino las generales y muy generales, indefinidas y vagas. ¡Qué gran desgracia!

El hombre es lo que es el carácter y vale lo que vale su carácter. Si el carácter es bueno, el hombre es bueno; si el carácter es malo, el hombre es malo; si el carácter es rico en cualidades buenas, el hombre vale mucho; si es nulo, el hombre no vale nada.

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15.9.21

Luces Vespertinas: 5. Mis oraciones



¡Qué poco rezamos los hombres! ¿Y por qué? Porque obligación tenemos, y los hombres más que las mujeres ya que somos más vehementes en las pasiones, tenemos cargos y responsabilidades que, de ordinario, nos llevan a cometer más pecados.

La doctrina católica enseña:

- 1º, que para salvarnos nos es necesario orar;

- 2º, que sin orar no podemos permanecer sin pecado mucho tiempo;

- 3º, que aún para muchas cosas humanas nos es muy necesaria o conveniente la oración;

- 4º, y que si oramos frecuentemente pidiendo a Dios nuestra salvación, nos salvaremos de seguro. Yo, ¿oro? ¿Rezo algo? ¿Sé las oraciones comunes de la Iglesia?

¿Rezo algunas oraciones al levantarme, al acostarme y después de comer? ¿Invoco a Dios en las tentaciones de pecar, y/o en los casos apurados?

¿Oigo misa los domingos? ¿Y por qué no, además, otros días? ¿No podría? Esta sería una de las mejores devociones. Y en la misa, ¿estoy distraido? ¿O llevo devocionario? ¿Y por qué no? Y, ¿estoy en buena postura?

¿Visito al Santísimo siquiera una vez al día?

¿Rezo algo en familia, por ejemplo, el rosario?

¿Comulgo frecuentemente? ¿O una sola vez al año? ¿Y por qué no con más frecuencia? La misa y la comunión diaria sería la mejor devoción de un cristiano.

Y si caigo en pecado mortal, ¿estoy mucho tiempo en él? ¿Por qué no hago pronto un acto de contrición pidiendo a Dios mi perdón? ¿Y por qué, si puedo, no me confieso pronto y comulgo?

En mi casa, ¿hay imágenes que me inciten a orar? ¿Cuadros cristianos? ¿Agua bendita? ¿Un crucifijo decente, que no debe faltar en ninguna casa cristiana?

¿Tengo una piedad egoísta, inútil, sensual, hipócrita, supersticiosa, nimia, ñoña, con lo que desacredito la verdadera devoción? ¿Tengo mucha piedad y poca caridad? ¿Muchas devociones y descuido de mis obligaciones?

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14.9.21

Luces Vespertinas: 4. Mis ideales



Ideal es lo que cada uno desea llegar a ser. Todo hombre debe tener, y en efecto tiene, algún ideal. ¿Cuál es el mío? ¿Qué quiero yo llegar a ser?

1-. Ideales vanos.
¿Quiero ser rico? Ideal muy mezquino y vano. Al que no tiene más que ese ideal le llaman "asno de oro".

¿Quiero ser glorioso? Entre los ideales vanos, el "menos malo", o el mejor; pero es muy vano, si no se junta con el verdadero mérito; querer gloria sin mérito es ridículo.

¿Quiero gozar? El placer es el ideal más animal y rebajado; el que lo sigue se embrutece.

¿Quiero ser famoso? La fama es un canto de cisne, una meta efímera y caduca y, de gran modo y de muchas formas, lleva a la perdición a quien la alcanza.

Estos ideales no elevan al hombre, lo rebajan y degradan.

2-. Ideales buenos.
Aunque no sean los verdaderos ideales del cristiano, son ideales humanamente y naturalmente buenos. Estos son:

- El saber. La sabiduría es un hermoso ideal; su camino es el estudio, la reflexión, el trabajo y el sacrificio.

- El ser honrado y no manchar la vida con ningún deshonor.

- El ser laborioso y cumplidor de su oficio.

- El vivir alegre y hacer alegres a otros, sin pecado.

- El ser provechoso al prójimo, a la sociedad, a tu pueblo, a la humanidad.

- El ser buen amigo, buen esposo, buen hijo, y sobre todo, buen padre o madre de familia.

3-. Los verdaderos ideales del cristiano.
El mejor: servir a Dios en todo y salvar el alma.

No pecar jamás, diverte a malo, y practicar siempre la virtud, et fac bonum (huye de lo malo y haz lo bueno). El de San Estanislao: "Yo no he nacido para las cosas de este mundo, sino para las futuras". El de San Ignacio: "A. M. D. G." ("
Ad maiorem Dei gloriam", "para la mayor gloria de Dios"). El de Santa Teresa: "Tener a Dios. Sólo Dios basta; quien a Dios tiene, nada le falta". "Vuestra soy, para Vos nací, ¿qué mandáis hacer de mí? ".

El de Jesucristo: "Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad". El del padrenuestro, que es precioso: "Dios nuestro padre, los cielos nuestra patria; glorificar a Dios, servirle como a rey; hacer su voluntad; ganar el pan de cada día; amar a nuestros hermanos; no pecar; y librarnos de todo mal cuanto podamos".

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