Celebramos en este mes el día de la Virgen María bajo la advocación del Carmelo. A María la invocamos como Madre y nos sentimos apoyados y protegidos por ella. Su cariño y su ternura llenan nuestras vidas y por eso ponemos en ella nuestra confianza.
Es Madre y eso lo dice todo. Es Madre de Jesús y Madre nuestra.
Es Madre que acoge, escucha y perdona. Y una Madre que está junto a sus hijos en el momento que la necesitan: en los momentos duros y difíciles de la vida.
El corazón de una madre nunca se olvida de sus hijos. Nosotros podemos apartarnos de su lado, abandonarle, incluso despreciarle, pero una madre no se olvida de sus hijos.
María, nuestra Madre, nunca nos deja solos.