Santa María de la Asunción, llévame al cielo contigo, líbrame de tantas congojas de esta vida; todas las delicias de aquí abajo no pueden compararse con las de allí arriba.
Mírame Madre mía, para que vea tus ojos y ya no quiera ver más, para que en tu mar azul encuentre la playa infinita de Dios. ¡Que por una mirada tuya, embriagadora y radiante como el alba, esté dispuesto a darte mi vida en servicio y en martirio, hasta que mis ojos se pierdan en los tuyos, junto a Dios por siempre jamás!
Amén.
p. José Luis de Urrutia.