Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

14.10.23

Examen de conciencia: cuarto mandamiento



El cuarto mandamiento nos dice:

Honrarás a tu padre y a tu madre.


Se incluye en este mandamiento la honra y sumisión debida a todo superior, y también lo que los padres y superiores deben hacer por su parte.




Los hijos, súbditos e inferiores faltan a este mandamiento cuando:

- Desobedecen a sus padres o a sus superiores en cosas justas.

- Si les replican con soberbia cuando son por ellos reprendidos.

- Si vuelven inútiles con su actuar desaplicado los sacrificios que hacen para educarlos o dirigirlos al bien.

- Si desprecian sus consejos.

- Si les faltan al respeto de cualquier modo.

- Si los deshonran con su mala conducta.

- Si les malgastan la hacienda.

- Si les dan motivo de encolerizarse.

- Si murmuran de ellos o los critican.

- Si viéndolos necesitados no los socorren según sus medios.

- Si habiendo muerto no han cumplido sus últimas voluntades, ni realizado el piadoso deber de encomendarlos a Dios.


Los padres y superiores faltan a este mandamiento cuando:

- No dan a sus hijos o subordinados buenos ejemplos, enseñanza y corrección.

- Si les rehúsan lo necesario y no cuidan de su suerte y de su futuro.

- Si los tratan con severidad o con menosprecio, y los castigan sin razón o de un modo indigno.

- Si por espíritu de dominación les imponen su voluntad con soberbia y despóticamente, sin fundarse en la razón.


Los esposos y esposas faltan a este mandamiento cuando:

- Cuando el marido no trata a su mujer con consideración y tierna solicitud, protegiéndola como más débil, y dirigiéndola al bien.

- Si la mujer no honra, ama y respeta a su marido, ayudándole en el cuidado de la familia.

- Si el marido descuida o malgasta los comunes intereses, en vez de trabajar por obtenerlos legítimamente.

- Si la mujer no gobierna la casa con orden y economía.

Ambos cónyuges se deben atenciones, indulgencia y deferencia mutua; consuelos, asistencia en sus penalidades, fidelidad, estimación recíproca. Si faltan en algo de ello tienen que acusarse.

Los más jóvenes, por su parte, deben considerar como superiores suyos a los mayores en edad y en saber, aun cuando no lo sean por otras circunstancias. Asimismo hay que considerar a los ministros del Señor como acreedores a todo respeto y deferencia.



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