Rendidamente os suplico, ¡oh Dios misericordiosísimo!, que me concedáis el perdón y la absolución de todos mis pecados, los cuales detesto con corazón contrito, e igualmente imploro de vuestra suma bondad me concedáis el tesoro de las indulgencias dispensadas por vuestros Pontífices en la tierra, las cuales hago intención de ganar según correspondan a mis actos de este dia, y por los méritos inefables de mi Redentor Jesucristo, que con Vos vive y reina en unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
Amen.
| Gertrudis Gomez de Avellaneda
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