Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

4.8.22

San Palemón, anacoreta de los siglos III-IV



Cansado de las vanidades del mundo, Palemón decidió buscar la soledad. Abandonó la civilización y se marchó al otro lado de las ruinas de Luxor y Karnak, en Egipto. Allí se alimentaba de pan y sal, y dedicaba las noches a la oración.

El ejemplo de Palemón se difundió y llegaron a él numerosas personas que querían seguir su forma de vida, entre ellas Pacomio, al que convirtió en su discípulo.

Palemón tuvo que luchar día y noche con el diablo para superar las muchas tentaciones que éste le presentaba. Cuando enfermó por culpa de la severidad de sus penitencias, sus discípulos le obligaron a comer mejor, pero cuando se recuperó volvió a la austeridad acostumbrada.

Murió acompañado por Pacomio, quien le dio sepultura. En el Sinaxario Alejandrino es recordado el 25 de enero, día en que presumiblemente falleció este ermitaño que vivió entre los siglos III y IV.


Bienaventurado el siervo que ama y respeta tanto a su hermano cuando está lejos de él, como cuando está con él, y que no dice nada detrás de él que no pueda decir con caridad, delante de él.

San Francisco de Asís.


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