Padre santo: glorifica a tu Hijo elevado en la cruz, para que te glorifique también a ti. Todo lo hizo en amorosa obediencia; ahora, levantado de la tierra, se convierte en corazón del mundo y gloria de la creación.
Bautiza nuestra humanidad en el agua y la sangre que brotan de su costado abierto; hiere de amor nuestro corazón, para que también en nosotros se cumpla el misterio de la transfixión.
Acepta nuestra ofrenda y nuestro sacrificio al servicio de tu reino y de los hermanos; que jamás se agote el torrente de amor que mana del Corazón de tu Hijo, y todos los pueblos puedan beber con alegría de las fuentes de la salvación. Amén.
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