¡Oh, ardoroso cristiano! Aquí tienes que bajar tu cabeza. ¡Mira a un Crucifijo! Si no lo tienes, cómpralo o mira una imagen. ¡Contémplalo bien!
¡Aquí acaban todas nuestras quejas! ¡Aquí se desvanece toda excusa! ¡Aquí empieza toda resignación! ¡Aquí se extingue toda concupiscencia! ¡Aquí se hunde toda ambición! ¡Aquí prende el amor!
¿Padeces? ¡Consuélate! ¿No padeces? ¡Avergüénzate! ¿Vas a padecer? ¡Prepárate! ¿Has padecido? ¡Alégrate! ¿No quieres padecer? ¡Apártate!
¿Cual es, sino, la señal del cristiano? La señal del cristiano es la Santa Cruz. Y tú, ¿llevas la Santa Cruz?
Oye a Cristo Jesús: "El que quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame".
Oye a San Pablo: "Los que son de Cristo han crucificado su carne con sus vicios y concupiscencias. La cruz es el escándalo para los judíos, la necedad para los gentiles, pero para nosotros, los llamados, es la sabiduría y fuerza divina".
Dice San Juan Crisóstomo: "La cruz nos enseña cuánto amaba Dios a los hombres, pues más quiso ser amado que temido".
Dice San Juan Apóstol: "Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo unigénito".
Dice San Pablo: "Jesucristo me amó y se entregó a sí mismo por mí".
Dice San Agustín: "¡Señor! Más me has amado a mí que a ti, pues no has dudado en morir por mí".
Padece tú también todo cuanto tengas que padecer para ser cristiano. De todos modos tienes que ser crucificado o con Cristo - si cumples tu deber -, o con el buen ladrón - si no lo has cumplido y quieres aún seguir a Cristo -, o con el más ladrón - si te obstinas en pecar -. La mejor cruz es, pues, la de Cristo.
| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com
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