Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

2.12.19

La tragedia de la muerte


Cada día vivimos la experiencia de la muerte en otras personas y celebramos de alguna manera el fin de su vida como un hecho trágico que nos llena de dolor. La muerte es una desgracia que "ocurre a los otros". Pero el cuerpo muerto genera preguntas y es causa de angustia por la separación y por la propia condición humana. Esta experiencia diaria nos hace enfrentarnos con el hecho de nuestra propia muerte y plantearnos en nuestro interior preguntas como éstas: "¿Qué estoy haciendo con mi vida? ¿Qué espero más allá de la muerte?".

Algo en nuestro interior se resiste a aceptar que todo acaba con la muerte. La pregunta sobre la muerte en el fondo es la pregunta sobre Dios. Si se niega a Dios, no hay nada que esperar y ni la vida ni la muerte tienen sentido.

"La fe cristiana enseña que la muerte corporal, que entró en la historia a consecuencia del pecado, será vencida cuando el omnipotente y misericordioso Salvador restituya al hombre en la salvación perdida por el pecado" (Vat. II, GS 18). La fe nos hace responder a la iniciativa de Dios que se ha manifestado a los hombres como Dios de la vida presente y de una vida futura con Él. Esa fe nos reúne para celebrar con esperanza la muerte de nuestros hermanos y encomendarlos al amor y misericordia de Dios.