Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

17.5.18

Diario de Santa Gemma Galgani [28]


Viernes 17 de agosto de 1900
¡Qué instantes tan felices se pasan con Jesús! Al quitarle la corona de espinas, Jesús la bendice con mano radiante, derramando sobre ella un cúmulo de gracias. El Ángel le recomienda que sea obediente y dé algunos avisos a su Confesor. Repugnancia que siente en escribir.

Jesús, apenas se ha posado sobre mi lengua (causa tantas veces de muchos pecados), se me ha hecho sentir. Ya no estaba en mí, sino que, dentro de mí, Jesús bajaba a mi seno. (Digo al pecho, porque el corazón ya no lo tengo: se lo ha llevado la Mamá de Jesús). ¡Qué instantes tan felices se pasan con Jesús! ¿Cómo pagar tanto amor? ¿Con qué palabras expresar el amor que manifiesta para con esta pobre criatura? A pesar de todo, ha querido venir a mí. Es verdaderamente imposible, es imposible no amar a Jesús. Me pregunta muchas veces si le amo y le amo de verdad. ¿Y todavía lo dudas, Jesús mío? Él se une cada vez más a mí, me habla, me quiere perfecta, me dice que me ama mucho y que yo le corresponda.




Dios mío, ¿qué hacer, para hacerme digna de tantas gracias? Donde yo no llegue, llegará por mí el santo Ángel de mi Guarda. Dios quiera que nunca me engañe y nunca llegue a engañar a nadie.

He pasado el resto del día unida a Jesús. Sufro, pero nadie se da cuenta de lo que sufro. Sólo de vez en cuando se me escapa algún lamento, pero bien sabe Dios que es involuntario.

Hoy poco, o, por mejor decir, nada se ha necesitado para que me recogiera, mi mente estaba ya con Jesús, y a Él he volado también con el espíritu. ¡Qué cariñoso se ha mostrado conmigo Jesús! ¡Pero cuánto sufre! Trabajo mucho por disminuir su pena, y quisiera hacer mucho más, si me fuera permitido. Hoy se me acercó, me quitó la corona de espinas de la cabeza, y luego no vi que se la pusiera, como otras veces en la suya, se quedó con ella en las manos, tenía todas las llagas abiertas, pero no echaban sangre como otras veces, eran muy hermosas.

Acostumbra a bendecirme antes de dejarme. En efecto, levantó su mano derecha; de ella vi salir una luz mucho más fuerte que la de la candela. Tenía la mano levantada, yo le miraba fijamente y no me hartaba de contemplarlo.

¡Oh, si pudiera hacer que todos vieran y conocieran lo hermoso que es Jesús! Me bendijo con la misma mano que había levantado y me dejó.

Después de esto, hubiera tenido gusto en saber qué cosa significaba aquella luz que salía de sus llagas, en especial de la mano derecha, con la que me bendijo. El Ángel de la Guarda me dijo estas palabras:

- Hija, este día la bendición de Jesús ha hecho descender sobre ti una lluvia de gracias.

Ahora, mientras escribo, se me ha acercado y me ha dicho:

- Te lo encargo mucho, hija mía, obedece siempre y en todo. Decláraselo todo al Confesor. Dile que no te descuide, sino que te esconda-. Luego ha añadido: - Dile que Jesús quiere que se tome un poco más cuidado por ti, piense más, en atención a que tú eres muy inexperta.

Estas cosas me las ha vuelto a repetir ahora después de escribir, me las ha repetido varias veces, estando despierta ([Despierta, o sea no arrebatada en éxtasis, privada de los sentidos]), y de forma que me ha parecido estarlo viendo y oírle hablar. Jesús, hágase siempre tu santísima voluntad.

¡Pero, qué trabajo me cuesta tener que escribir estas cosas! La repugnancia que encontraba al principio, lejos de disminuir, va siempre en aumento y siento una pena como de muerte. ¡Cuántas veces he sido tentada hoy de buscar y quemar todos mis escritos!

¿Y luego? ¿Acaso tú, Dios mío, quieres que yo escriba también esas cosas ocultas, que por tu bondad me das a conocer, para humillarme y tenerme más confundida? Si lo quieres, oh Jesús, estoy dispuesta a hacerlo, da a conocer tu voluntad. Pero, ¿para qué van a servir estos escritos? ¿Para tu mayor gloria o para que yo recaiga en nuevos pecados? Tú has querido que yo lo haga, yo lo he hecho y lo hago. Ocúpate tú de ello, en la llaga de tu sagrado costado escondo todas mis palabras, oh Jesús.

Santa Gemma Galgani | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

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