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Novena en sufragio de las benditas almas del Purgatorio.
Día sexto.
Por la señal de la Santa Cruz...
Oración preparatoria para todos los días:
Esposas muy queridas del Señor que arrojadas a la cárcel del Purgatorio sufrís indecibles penas, careciendo de la presencia del Amado hasta que os purifiquéis como oro en crisol de vuestras culpas por completo; vosotras que desde esas voraces llamas clamáis misericordia, sabed que me compadezco de vuestro dolor y quisiera tener caudal suficiente para satisfacer vuestra deuda. Pero ya que soy más pobre que vosotras mismas, apelo a la piedad de los justos, a los ruegos de los bienaventurados, al tesoro de las indulgencias, a la intervención de María Santísima y a la Sangre de Jesucristo, para que por este medio logréis el deseado consuelo, y yo adquiera la gracia de detestar cualquier culpa, aún la más ligera, y de vencer mi pasión dominante hasta que el Señor nos lleve a todos a la Gloria. Amén.
Día 6:
EN NADA TIENEN CONSUELO
Piensan algunos que al estar estas almas conformes a la voluntad de Dios, disminuyen sus sufrimientos; pero muy al contrario, al saber que Dios las quiere purificadas y ver que no lo están, su dolor va aumentando.
Si Dios llamase a las almas para gozar de su Divina Presencia antes de estar purificadas de sus pecados, ellas suplicarían a Dios que las dejase en esos sufrimientos antes de aparecer manchadas en la Gloria Divina.
En este mundo los deseos se reparten en objetivos varios, pero para esas almas todo su deseo está en ver a Dios, y al saberse indignas de ello aumenta su dolor.
LAS ALMAS: ¡Cuántos sufrimientos caen sobre nosotras!, el mundo en que estamos nos atormenta con fuego, y del que salimos sólo tenemos olvido. Clamamos y nadie nos escucha. Los familiares nos vuelven la espalda, los amigos no nos hacen caso; ¡qué triste es estar en este olvido!
Recemos ahora tres Padrenuestros, Avemarías, Gloria y Requiem [el Requiem es: "Dadles Señor el descanso eterno, y brille para ellos la luz eterna. Descansen en paz. Amén"] en memoria de la Pasión de Jesucristo, y en sufragio de las almas del Purgatorio, con la siguiente jaculatoria:
Oración final:
¡Oh Dios, Creador y Redentor de todos los fieles! Conceded a las almas de vuestros siervos y siervas el perdón de todos sus pecados, para que consigan por nuestras piadosas súplicas la indulgencia que siempre desearon. Amén.
| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com
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