Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

1.5.17

Mayo, mes de las flores, mes de Santa María Carmelitana


Durante este mes de mayo la Iglesia celebra "el mes de las flores", el mes de la Virgen María. Antiguamente era un mes bastante festivo y que se recordaba en algunos cultos, aunque ahora, por desgracia, ha perdido bastante de su importancia. Aún así se suele recordar durante el rezo del rosario en muchas parroquias, realizando la oración de las flores de mayo.

Para nosotros los carmelitas es aún más importante pues nuestra "Rosa sin espinas", la "Rosa celeste", Santa María del Monte Carmelo, arrancará las espinas de nuestras penas consolándonos ahora, en esta vida, como auténtica madre del Señor y Esposa del Espíritu Santo, encarnando en ella al Divino Verbo y trayéndonos las gracias de nuestro Padre y nuestra común fortaleza, el Espíritu del Señor, que clama con nosotros (y, en muchas ocasiones, "por nosotros" -Romanos 8:26-).




En nuestra otra vida ella arrancará las espinas de nuestro paso al mas allá, confiándonos en sus maternales manos nuestro destino para llegar con prontitud y seguridad a nuestra morada definitiva, la casa del Padre.

Que ella, pues, nos vigorice entre nuestras diarias dificultades para que, firmes en la esperanza y en la caridad, sepamos mantenernos en el sendero escabroso y difícil hacia la salvación por los recovecos, dificultades y temibles contratiempos y profundos precipicios de este mundo.

Oración:
¡Oh María, oh dulcísima, oh dueña mía! Vengo a entregarte lo poco que poseo yo, pues sólo tuyo soy para que lo pongas en oblación ante el Trono de nuestro Señor. Te doy mi voluntad, para que no exista más y sea siempre la Voluntad del Padre Celestial.

Flores para la Virgen:
Sugerencias de obsequios espirituales que se pueden ofrecer al Señor, por medio de la Virgen, para cada día del mes de mayo.

N. Recibe, Madre, las flores de nuestro amor y nuestra alegría.
R. Para que tu gozo sea cumplido.

1. Prontitud para el trabajo, empezando por levantarme sin pereza.
2. Examinar mi devoción a la Virgen y cómo la practico.
3. Examinar mi consagración a Cristo y a su Corazón.
4. Poner los medios para estar en gracia de Dios.
5. Estudiar cómo debo guardar la pureza de pensamiento y obras.
6. Procurar ser amable con los demás.
7. Reflexionar si cumplo lo que Dios quiere de mí.
8. Aceptar algo del Magisterio, o de la Religión, que me moleste.
9. Hablar de la Virgen.
10. Recordar algo que me desagrade de otros, y disculparlos.
11. Recordar mi lealtad perpetua a Cristo.
12. Estar un rato comparando mi vida con la de María.
13. Desprenderme de algo en beneficio de otra persona.
14. Hacer con especial cuidado el examen de la noche.
15. Hacer con especial cuidado el ofrecimiento de obras.
16. Comulgar pidiendo fortaleza en las tentaciones.
17. Proponer hacer los cinco primeros sábados.
18. Recitar con devoción el Ángelus.
19. Visitar algún enfermo.
20. Rezar todos los días las tres Avemarías al levantarme y acostarme.
21. Dar un donativo para alguna necesidad.
22. Encomendar a la Virgen mis dificultades y aceptar su decisión.
23. Pedir al Ángel de la guarda remordimiento por mis pecados de omisión.
24. Ofrecer algunas mortificaciones por el fruto de mi apostolado.
25. Descubrir en qué tengo respeto humano, y vencerlo.
26. Ver si todas mis lecturas y espectáculos los aprobará la Virgen.
27. Meditar un rato en el valor de la castidad.
28. Revisar si en todas mis ocupaciones y diversiones imito a Cristo.
29. Pensar con alegría en el cielo, y prepararme para la muerte, quizá repentina.
30. Rezar el Rosario con devoción.
31. Quitar de mí algo que moleste a los demás.

V. Guarda en tu corazón las flores que te ofrecemos.
R. Para que ahora y siempre nuestro amor y nuestra alegría, nuestra castidad y nuestra esperanza, sean la prenda bendita de tu gozo y del nuestro.

Oración final:
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza; a Ti, celestial Princesa, Virgen sagrada María, te ofrezco desde este día alma, vida y corazón. ¡Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía!

| Redacción: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

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