Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

7.5.17

La soledad del cristiano


Pocas veces se habla y, cuando se toca este tema, se suele pasar por él de refilón. Me refiero a la soledad del cristiano en el mundo de hoy. Obviamente no al cristiano que vive en comunidad, como monjas y sacerdotes, sino a los cristianos consagrados, de terceras órdenes o a los seglares "corrientes" en un mundo tan secularizado y descreído como el que vivimos.

Por desgracia, tampoco la Iglesia ha sabido afrontar muy bien esta problemática, y sus grupos parroquiales y servicios diversos la mayoría de las veces no contemplan esta realidad ni la tienen en cuenta.




Es cierto que el cristiano, en la mayoría de épocas, tuvo que enfrentarse a no pocos retos en sociedades, en muchos casos, difíciles e incluso peligrosas para vivir su fe. Ante esto los cristianos se reunían en comunidades y grupos, para compartir la eucaristía y sus creencias, y donde encontrar hermanos en una misma fe.

Y es que el simple hecho de ser cristiano en muchas ocasiones, queriéndolo o sin querer, "nos aparta", nos margina en cierto sentido y muchos se ven acomplejados de tal manera que hasta llegan a plantearse el hecho de renunciar a lo que creen o, en otros casos, de ocultarlo. Si deciden no hacerlo se encuentran en una incomprensión absoluta que les lleva a permanecer casi recluidos del trabajo a casa y de casa a la iglesia, con poca o nula vida social. El problema añadido es que en su parroquia hasta en los mismos grupos encuentran incomprensión, críticas, divisiones y conflictos los cuales, precisamente por ser cristianos, tratan de evitar. Al final se parecen más a pequeñas islas independientes que viven su fe intentando no "rozar" con nadie para no crear polémicas entre sacerdotes, grupos seglares, y amigos o conocidos laicos.

Éste es un tema bastante importante y en el que se debería reflexionar más desde los estamentos eclesiales. Los oratorios, y los grupos de oración en general, son sin lugar a dudas una buena respuesta, puesto que ofrecen una solución en donde el centro de la oración es el Señor, sin interferir con cuestiones "mundanas" que crean tanta división y dificultades entre las diferentes corrientes de pensamiento.

Sería bueno, por lo tanto, que las comunidades parroquiales impulsaran grupos de oración en los cuales todos sus participantes pudieran aportar sus necesidades y peticiones para la oración en común, tal como nos lo decía el Señor que "donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mateo 18:20). Estaría bien aprovechar el rezo del santo rosario que se realiza en muchas parroquias para añadir una sección de este tipo, o parecida. De esta manera se enriquecería ese tiempo de oración, haciéndolo más abierto, y se reduciría ese sentimiento de "soledad acompañada" o aislamiento que, desgraciadamente, viven cada día más número de cristianos.

| Redacción: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

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