Padre Eterno: Os ofrezco el Corazón Sagrado de Jesús, con todo su amor, sus sufrimientos y sus méritos:
-1° En expiación de todos los pecados que hubiese cometido hoy y durante toda mi vida.
Gloria al Padre..., etcétera.
-2° Para purificar el bien que hubiese hecho mal hoy y durante toda mi vida.
Gloria al Padre..., etcétera.
-3° Para suplir el bien que hubiera podido hacer y por negligencia no he hecho hoy y durante toda mi vida.
Gloria al Padre..., etcétera.
Una monja Clarisa que acababa de morir se apareció a su Superiora que oraba por ella y le dijo: "Subí derecha al Cielo, pues por medio de esta Oración recitada todas las noches, pagué todas mis deudas y fui preservada del Purgatorio".
| Redacción: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com
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