Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

29.11.23

Oración rememorando a la siempre Virgen María



Honrando y venerando, ¡oh Señor Dios nuestro!, la gloriosa memoria de la siempre fiel Virgen María, a quien os dignásteis enaltecer sobre todas las criaturas, escodigéndola para Madre de vuestro Divino Verbo encarnado por la salud de los hombres, rogamos humildemente a vuestra infinita misericordia, por los merecimientos del Santísimo Hijo y la intercesión de su bendida Madre, nos perdonéis todos nuestros pecados, nos deis gracia para enmendarnos y perseverar en vuestro santo servicio, y hagáis extensivos estos soberanos beneficios a nuestros parientes, cofrades hermanos, amigos y bienhechores.

Dignaos asimismo, Señor liberalísimo, conservar, santificar y enaltecer a vuestra Iglesia; extirpar las herejías; convertir a los herejes, infieles y pecadores; establecer la paz y la concordia entre todos los pueblos y reinos cristianos, y dar descanso eterno a las almas de los fieles difuntos, haciendo llegue a ellos la bendición que imploramos.

Así sea, en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.

Amén.


28.11.23

Oración para la festividad de la Asunción de María



La Santa Virgen murió, como su Divino Hijo, cuando hubo terminado su gloriosa misión, siendo la de ella dar por muchos años a la naciente Iglesia el ejemplo admirable de todas las virtudes, en el grado más heróico.

Su muerte, más que muerte, fue indudablemente un rapto de divino amor, que transportó al cielo tan purísima alma, y el cuerpo -que fue templo vivo del Verbo de Dios- no pudo ser sujeto a corrupción, sino que resucitando, como el Sacratísimo cuerpo del Redentor, fue elevado en gloriosa asunción al Eterno Trono de su Hijo, donde venera la Iglesia a María como Reina de los ángeles y de los hombres
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Oración:
Haciendo grata memoria de vuestra Asunción gloriosa, ¡oh hija predilecta de Dios Padre!; ¡oh Madre bendita de Dios Hijo!; ¡oh Esposa sagrada del Espíritu Santo!, nos postramos ante la Santísima Trinidad con alma regocijada, y le rendimos humildes acciones de fervoroso agradecimiento por todas las gracias y augustos privilegios de que fuísteis enriquecida.

Presentadle Vos, Virgen de las vírgenes, estas expresiones de júbilo junto con nuestros corazones agradecidos, mientras os aclamamos exaltados de devoto gozo Reina del cielo y de la tierra, bendiciendo una y mil veces esa santa corona de vuestra gloria.

Amén.


27.11.23

La humildad de Jesús para con sus padres



Nuestro Señor pasó treinta años de su vida en el hogar oscuro de Nazareth, sujeto (como nos lo menciona el evangelista) a los santos esposos María y José.

Oración:
¡Oh incomparable María! Nuestro pensamiento se confunde al considerar que todo un Dios os respetaba como Madre, os estaba sujeto, y aún también a vuestro digno esposo. Os acompañaba a los dos, como buen hijo, en los quehaceres domésticos, como en cualquier otro hogar anónimo.

Y en medio de la inmensa gloria que era para Vos aquella filial sumisión del Todopoderoso, lejos de ufanarse vuestra alma, no hacía más que sumirse humildemente en la profundísima adoración de tan sagrado misterio.

Jesús vivió para Vos sola durante treinta años; dignaos pues alcanzarnos de su bondad -por el recuerdo de esa tan horadísima dicha- que nos conceda vivir desde hoy para Él solo, y a fin de merecer y realizar ese deseo enseñadnos, Virgen admirable, a adorar y a imitar como Vos los sublimes abatimientos del Verbo encarnado.

Amén.


26.11.23

Oración para el tiempo de Adviento



"La gloriosa Virgen María dió a luz en el mundo el que era luz de los Cielos, y en el humilde establo -que el Señor eligió por cuna para enfrentar nuestro orgullo- vio acudir pastores sencillos y sabios poderosos, para adorarle rendidos".


Oración:
Virgen Madre, dejadnos tomar parte en los primeros homenajes rendidos a vuestro dulce Jesús, cuando proclamado por Ángeles en Belén, y descubierto en apartadas regiones por milagrosa estrella, vísteis correr a rústicos pastores y a sabios poderosos para adorarle en el pesebre que eligió por cuna.

¡Sí, gloriosa Madre del Divino Niño! Nosotros le adoramos también en el abatimiento del establo, con la fe sencilla de los pastores, y como los reyes magos le ofrecemos en tributo de amor y de respeto profundo, el oro purísimo de sus merecimientos, el incienso santo de todas las alabanzas que le canta incesantemente su Iglesia, y la mirra de vuestra inalterable humildad, que preserva de toda corrupción y que esperamos nos haga seguir vuestro ejemplo de sencillez y obediencia, y sanará también la corrupción de nuestra carne, uniendo a tan preciosos presentes el mezquino de nuestros corazones.

Rogadle, bienaventurada María, rogadle que nos purifique con una mirada de sus ojos, y que por la virtud de su glorioso pesebre nos sane de la miseria de nuestro loco orgullo.

Amén.


24.11.23

Oración a la Inmaculada Concepción



"La Santa Virgen fue predestinada desde antes de todos los tiempos, para la gloria de Madre del Verbo de Dios hecho Hombre, y según su excelso destino preservada por especial y milagrosa gracia de la mancha del pecado original".

Oración:
Oh Vos, escogida sin principio para la incomprensible gloria de traernos en el tiempo, encarnándolo en vuestro virginal seno, al mismo Verbo increado y mismo Dios. Vednos llegar a vuestros pies, acatando tan eminente privilegio y reogcijándonos de que, como convenía a su grandeza, le acompañase, Señora, el privilegio de nacer exenta de toda mancha.

Dignaos, Reina predestinada y siempre pura, dignaos admitir nuestros pobres homenajes, y usando del poder que os dan cerca de Dios tan sublimes prerrogativas, dispensad protección a vuestros humildes servidores, a fin de que logren triunfar del enemigo que fue humillado por Vos, desde el primer instante de vuestro purísimo ser.

Amén.