Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

28.11.23

Oración para la festividad de la Asunción de María



La Santa Virgen murió, como su Divino Hijo, cuando hubo terminado su gloriosa misión, siendo la de ella dar por muchos años a la naciente Iglesia el ejemplo admirable de todas las virtudes, en el grado más heróico.

Su muerte, más que muerte, fue indudablemente un rapto de divino amor, que transportó al cielo tan purísima alma, y el cuerpo -que fue templo vivo del Verbo de Dios- no pudo ser sujeto a corrupción, sino que resucitando, como el Sacratísimo cuerpo del Redentor, fue elevado en gloriosa asunción al Eterno Trono de su Hijo, donde venera la Iglesia a María como Reina de los ángeles y de los hombres
.


Oración:
Haciendo grata memoria de vuestra Asunción gloriosa, ¡oh hija predilecta de Dios Padre!; ¡oh Madre bendita de Dios Hijo!; ¡oh Esposa sagrada del Espíritu Santo!, nos postramos ante la Santísima Trinidad con alma regocijada, y le rendimos humildes acciones de fervoroso agradecimiento por todas las gracias y augustos privilegios de que fuísteis enriquecida.

Presentadle Vos, Virgen de las vírgenes, estas expresiones de júbilo junto con nuestros corazones agradecidos, mientras os aclamamos exaltados de devoto gozo Reina del cielo y de la tierra, bendiciendo una y mil veces esa santa corona de vuestra gloria.

Amén.


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