Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

14.11.23

Visita al Santísimo Sacramento III. Invocación al Espíritu Santo



Venid, ¡oh Espíritu Santo!, encended nuestros corazones en vuestro divino fuego, e iluminad nuestros entendimientos con la luz de vuestra verdad.

Amén.




| visitasantisimo |



13.11.23

Visita al Santísimo Sacramento II. Acto de fe



Creo en Dios Padre; creo en Dios Hijo; creo en Dios Espíritu Santo; creo en el misterio de la Santísima Trinidad, tres personas distintas y un solo Dios verdadero.

Creo en el misterio de la Encarnación del Hijo en las purísimas entrañas de la siempre Virgen María.

Creo en los misterios de la sagrada vida, pasión, muerte, resurrección y ascensión gloriosa al Cielo de nuestro Señor Jesucristo. Creo que ha de venir a juzgarnos a la conclusión de los tiempos, y que resucitando todos recibiremos, según nuestras obras, premio o castigo eterno.

Creo en el misterio del Santísimo Sacramento del Altar, y en los Sacramentos del Bautismo y la Penitencia, y en todos los demás misterios que cree y confiesa la santa Iglesia católica, como revelados por Dios, que no puede engañarse ni engañarnos.

Espero en la misericordia Divina, porque es infinita, y en los méritos de mi Redentor Jesucristo, que alcanzaré con ello el perdón de mis pecados y la vida eterna que me ha sido prometida por Aquel que es infalible.

Amor a mi Dios como Creador, conservador, Padre y continuo bienhechor mío, y quisiera haberle amado y amarle con el amor con que le aman los celestiales espíritus, y la amantísima y siempre fiel Virgen María.

Pesándome de todas mis culpas, por ser Dios quien es, bondad infinita, que alabo, adoro y bendigo, confesando que a Él solo se debe la gloria por los siglos de los siglos.

Amén.




| visitasantisimo |



12.11.23

Visita al Santísimo Sacramento I. Preparación



Consideremos siempre al ir a visitar a nuestro Señor Sacramentado, no sólo la grandeza suprema y la santidad divina de Aquel a cuyos pies vamos a rendir nuestro homenaje; no sólo la pequeñez y la miseria nuestra, que nos hacen indignísimos del alto honor que tendremos llegando hasta nuestro Dios realmente presente en el altar; sino también el exceso de amor que nos prueba la institución admirable de tan augusto sacramento. Jesucristo se ha dignado, por medio de él, habitar siempre entre nosotros, haciendo sus delicias -según sus palabras adorables- de conversar con los hombres.

En la Eucaristía, en ese trono de su infinita bondad, se ocultan -desaparecen digámoslo así- los eternos resplandores de su gloria para no intimidarnos, y sólo resalta la inmensa profundidad de su misericordia para atraernos e inspirarnos confianza. Desde allí dice poderosamente a nuestros corazones aquellas divinas frases, que la ingratitud más vil no puede escuchar sin avergonzarse de sí mismo:

"Venid a mí todos. Venid los que os sentís cargados y fatigados, y yo os aliviaré" (S. Mateo 11, 28).


11.11.23

Celebrando hoy el final de la Primera Guerra Mundial con la Paz Verdadera



Hoy, 11 de noviembre, recordamos el final de la Primera Guerra Mundial, la llamada "Gran Guerra", la "Guerra para acabar con todas las guerras", en esta fecha a a las 11 a.m. de 1918. Escuche cómo callan las armas en una recreación del momento basada en una grabación real.

La guerra no fue grandiosa ni detuvo las guerras futuras. Ahora que, 105 años después de este armisticio, nuestro mundo se encuentra en conflicto en al menos 32 lugares, hagamos de este Día del Recuerdo también un Día de Oración por la transformación de los corazones de todos. Hagamos realidad las palabras de San Pablo VI: "Si quieres la paz, trabaja por la justicia" y que éste sea cada día el cometido de todos y cada uno de nosotros.


Oración para después de asistir a misa



Os doy gracias, Señor, por el favor que me habéis hecho permitiéndome asistir al Santo Sacrificio de la misa, y os pido perdón de todas las faltas en que haya incurrido durante la misma.

Que este Divino Sacrificio me purifique de lo pasado, y me fortifique para lo venidero, acompañándome vuestra bendición en todos los instantes de mi vida, y en el momento solemne de mi muerte.

Amén.