Desprecio de los bienes mundanos

28.3.22

El testimonio de una ermitaña



Muchos nos estáis escribiendo, realizando consultas principalmente sobre el movimiento eremítico. Antes de decidir y tomar esa opción de vida a veces es bueno tomarse un periodo de reflexión, no solo escoger dónde encajas, sino (y mucho más importante que nuestras preferencias individuales), dónde te quiere Dios.

Por ello, tal vez el testimonio de una de estas mujeres ermitañas os sea de ayuda y os ilumine en vuestra particular y personal respuesta a esa vocación.

| Redacción: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com




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27.3.22

Modo de recibir la extremaunción



Al entrar el sacerdote en la casa, dice:

Paz a esta casa.
- Y a todos sus habitantes.

Luego la rocía con agua bendita, diciendo:

Asperges me Domine hyssopo, et mundabor; lavalois me, et super nivem dealbabor.

Miserere mei Deus, secundum magnam misericordiam tuam. Gloria Patri.

Asperges me Domine hyssopo, et mundabor; lavalois me, et super nivem dealbabor.

Adiutorium nostrum in nomine Domine.
- Qui fecit caeloum et terram.

Domine exaudi orationem mean.
- Et clamor meus ad te veniat.

Dominus vobiscum.
- Et cum spiritu tuo.

Oremus:
Exaudi nos, Domine sacte, Pater omnipotens, aeterne Deus; et mittere digneris sanctum Angelum tuum de caelis, qui custodiat, foveat, protegat, visitet, atque defendat omnes habitantes in hoe habitaculo. Per Christum Dominum nostrum.
- Amen.

Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
- Que hizo el cielo y la tierra.

El Señor sea con vosotros.
- Y con tu espíritu.

Oración:
Entren al mismo paso que este siervo tuyo, oh Señor Jesucristo, la felicidad eterna, la prosperidad divina, la alegría serena, la caridad fructuosa, la salud perpetua, no tengan entrada en ella el demonio. Tomen sitio en ella los Ángeles de la paz y huya de esta casa toda discordia maléfica. Glorifica, Señor, tu santo nombre sobre nosotros, y bendice nuestra vida; santifica mi humilde persona que entra en este recinto, Tú que eres santo y clemente, y que vives con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
- Amén.

Rogemos y supliquemos a Nuestro Señor Jesucristo que bendiga con su bendición esta moreada y a todos sus habitantes, que les dé un buen Ángel de guarda, que los conduzca a servirle y a considerar las maravillas de su ley; que aleje de ellos las malas influencias; que les quite todo motivo de temor y turbación, y que se digne conservarlos sanos y salvos en esta habitación, Él, que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo.
- Amén.

Oración:
Escúchanos, Señor Santo, Padre todopoderoso, Dios eterno, dígnate enviar desde lo alto del cielo tu santo Ángel para guardar, animar, proteger, visitar y defender a cuantos moran en esta casa. Por Nuestro Señor Jesucristo.
- Amén.

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, que el poder del demonio desaparezca en ti, por la imposición de mis manos, y por la invocación de todos los Ángeles, Arcángeles, Patriarcas, Profetas, Apóstoles, Mártires, Confesores, Vírgenes y de todos los Santos al mismo tiempo.
- Amén.

[El sacerdote toca con el pulgar el óleo o aceite de los enfermos, y hace una cruz sobre los ojos añadiendo]:

En los ojos: Por esta santa unción, y su piadosísima misericordia, te perdone el Señor todo lo que has pecado con la vista. Amén.

En los oídos: Por esta santa unción y su piadosísima misericordia, te perdone el Señor todo lo que has pecado con el oído. Amén.

En la nariz: Por esta santa unción y su piadosísima misericordia, te perdone el Señor todo lo que has pecado olfato. Amén

En los labios: Por esta santa unción y su piadosísima misericordia, te perdone el Señor todo lo que has pecado por el gusto y las palabras. Amén.

En las manos: Por esta santa unción y su piadosísima misericordia, te perdone el Señor todo lo que has pecado con el tacto. Amén.

En los pies: Por esta santa unción y su piadosísima misericordia, te perdone el Señor todo lo que has pecado por tus pasos. Amén.

En los riñones: Por esta santa unción y su piadosísima misericordia, te perdone el Señor todo lo que has pecado con los deleites carnales. Amén.

[Nota: Esta última unción no se da nunca, y la de los pies se puede omitir por cualquier causa razonable -Canon 947-].

Cristo, ten piedad.
- Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.
- Señor, ten piedad.

- Cristo, ten piedad.
Cristo, ten piedad.

[Padrenuestro...]

Y no nos dejes caer en la tentación...
- Mas líbranos del mal.

Salva a tu siervo.
- ¡Oh Dios mío!, pues espera en ti.

Envíale, Señor, tu socorro desde tu santuario.
- Y desde Sión protégele.

Sé para él torre fortificada.
- Contra la presencia del enemigo.

Que el enemigo no tenga ninguna ventaja en él.
- Y que el hijo de la iniquidad no llegue a dañarle.

Señor, oye mi oración.
- Y que mi ruego ascienda a Ti.

El Señor esté con vosotros.
- Y con tu espíritu.


Oración:
Señor, Dios, que por boca de tu Apóstol Santiago has dicho: "¿Está enfermo alguno entre vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia y oren por él, ungiéndole con óleo en el nombre del Señor; y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor le aliviará, y si se halla en pecado, se le perdonará". Te suplicamos, ¡oh Redentor nuestro!, por la gracia del Espíritu Santo que cures la enfermedad de este paciente; sana sus heridas, perdona sus pecados, ahuyenta lejos de él los dolores del alma y del cuerpo, y devuélvele completa la salud interior y exterior, de modo que, restablecido con la ayuda de tu misericordia, se dedique a sus ocupaciones de antes sirviéndote más y mejor. Señor, que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.

Oración:
Mira, te rogamos, Señor, a tu siervo [decir su nombre] fatigado por su enfermedad corporal, fortalece el alma que has creado, para que enmendada con el castigo experimente su salvación por tu medicina. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Oración:
Señor Santo, Padre todopoderoso, Dios eterno, que derramando la gracia de tu bendición en el cuerpo de los enfermos, conservas tan misericordiosamente a tus criaturas, oye benigno la invocación de tu nombre, para que librando de la enfermedad y devolviendo la salud a este siervo tuyo, le sostengas con tu diestra, le fortalezcas con tu poder, le confirmes con tu gracia, y le devuelvas a tu Iglesia con toda la prosperidad que se puede desear. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

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25.3.22

Consejos para enfermos y moribundos y Recomendación del alma



No te pongas en manos de curanderos si caes enfermo, avisa al médico. Si la enfermedad es de notoria índole, avisa también al párroco, o algún sacerdote, para que te dé la bendición de enfermos.

Acude sobre todo a Dios; pídele la salud, y pídele perdón de tus pecados. Dios y el médico te pueden dar la salud. Dios, por lo general, no te la dará sin el concurso de médicos y remedios de tu parte. El médico sólo tampoco puede, si Dios no quiere. Pídele a Dios que le dé acierto y destreza. El obedecer al médico es virtud y prudencia.

22.3.22

Acto heroico de caridad en favor de las benditas almas del Purgatorio



Este acto de caridad tan agradable a Dios, tan útil a las benditas almas del Purgatorio, y tan provechosos a nosotros mismos, consiste en hacer entera donación de todas nuestras obras satisfactorias e indulgencias en favor de esas almas.

Los fieles que hicieren este acto de caridad (llamado también Voto, aunque en rigor no lo sea), pueden ganar indulgencia plenaria para los fieles difuntos en cualquier día con la comunión, y en cualquier lunes con la misa en sufragio de los fieles difuntos, con tal que en ambos casos visiten alguna iglesia u oratorio público, y oren allí por las intenciones del Papa.

Asimismo, pueden aplicar por los difuntos todas y cada una de las indulgencias que ganen, en cualquier forma que se concedan.

Para hacer este voto no es necesario pronunciar palabras: basta que se haga con el corazón, aunque aquí te adjuntamos por si lo necesitas una fórmula que puedes utilizar.

Este voto no impide que apliquemos los sufragios y obligaciones que tengamos de regla o por otras causas, ni que roguemos por nuestros parientes y amigos. Sólo se aplica a las ánimas el fruto satisfactorio, sea propio, sea participado por las indulgencias, quedando para nosotros el meritorio, que a nadie podemos comunicar, y el propiciatorio e impetratorio para lo que queramos usarlo. Este voto no obliga a ningún pecado y puede cualquiera renovarlo cuando lo desee.

Fórmula
con que se puede hacer el ofrecimiento en favor de las benditas almas del Purgatorio


Omnipotente y sempiterno Señor Jesucristo, yo [dí tu nombre], aunque indigno de comparecer en vuestra presencia, para mayor gloria de Dios y para demostrar mi sincera dedicación y afecto a la Madre de Misericordia Nuestra Señora del Carmelo, que también es Madre de las ánimas del purgatorio, deseando liberar a estas ánimas de sus penas, y que vayan cuanto antes a glorificaros en el cielo, ofrezco espontáneamente y pongo en manos de nuestra piadosísima Madre y Señora la Virgen María en su advocación carmelitana, todas mis obras satisfactorias, propias y participadas, en vida, en muerte y después de mi muerte, para que sea la Santísima Virgen quien las aplique a quienes ella más quisiera del purgatorio.

Os ruego, Señor misericordioso, que os dignéis aceptar este mi ofrecimiento para gloria vuestra, alegría de las ánimas, y provecho de mi alma.

En cuanto a las deudas por mis pecados, que detesto, yo me ofrezco con toda humildad y resignación a pagarlas, si así lo queréis, en el purgatorio, resignándome en brazos de vuestra misericordia y en la bondad de nuestra dulce Madre la Santísima Virgen del Monte Carmelo.



- Se reza un Padrenuestro, Avemaría y Gloria, por las ánimas del purgatorio -.


Requiescant in pace.
R. : Amén.

Descansen en paz.
R.: Amén.


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21.3.22

Novena por las ánimas del Purgatorio. Día noveno (y último)



Por la señal...


- Acto de contrición:
Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno.

Propongo firmemente no volver a pecar y confío que por tu infinita misericordia me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna.

Amén.

- Oración para el noveno día -

Señor mío Jesucristo, cuyos méritos son infinitos y cuya bondad es inmensa, mira propicio a tus hermanos, que gimen en el purgatorio anhelando la hora de ver tu faz, de recibir tu abrazo, de descansar a tu lado, y mirándolos compadécete de sus penas, perdonándoles lo que les falta por pagar debido a sus culpas. Nosotros te ofrecemos nuestras obras y sufragios, los de tus Santos y Santas, los de tu Madre, y tus méritos infinitos; haz que pronto salgan de su cárcel y reciban de tus manos su libertad y la gloria eterna. Amén.

- Oración final para todos los días -

Oh Virgen María del Monte Carmelo, Madre de misericordia, acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio, y presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que se les perdone sus deudas y sean liberados de aquellas tinieblas a la admirable luz de la gloria de Nuestro Señor, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.

Oh glorioso Patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio. Amén.

- Responsorio para terminar cada día -

No te acuerdes, Señor, de mis pecados,
- cuando vengas a purificar al mundo en el fuego.

Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos,
- cuando vengas a purificar al mundo en el fuego.

Dales, Señor, el descanso eterno, y luzca para ellos la luz eterna,
- cuando vengas a purificar al mundo en el fuego.

Kyrie eleison,
- Christe eleison,
Kyrie, eleison.

- Padrenuestro, Avemaría, Gloria-.

De la puerta del infierno,
- saca, Señor, sus almas.

Descansen en paz,
- amén.

- Oremos:
Oh Dios mío y Padre mío, de quien es propio compadecerse y perdonar, te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el Purgatorio, sino que mandes que tus Santos Ángeles las tomen y las lleven a la patria del Paraíso, para que, pues esperaron y creyeron en ti, no padezcan las penas del purgatorio, sino que posean los gozos eternos.

Por Cristo Nuestro Señor. Amén.

Dadles, Señor, el descanso eterno,
y luzca para ellos la luz perpetua.

Descansen en paz.
Amén.

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