Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

27.3.22

Modo de recibir la extremaunción



Al entrar el sacerdote en la casa, dice:

Paz a esta casa.
- Y a todos sus habitantes.

Luego la rocía con agua bendita, diciendo:

Asperges me Domine hyssopo, et mundabor; lavalois me, et super nivem dealbabor.

Miserere mei Deus, secundum magnam misericordiam tuam. Gloria Patri.

Asperges me Domine hyssopo, et mundabor; lavalois me, et super nivem dealbabor.

Adiutorium nostrum in nomine Domine.
- Qui fecit caeloum et terram.

Domine exaudi orationem mean.
- Et clamor meus ad te veniat.

Dominus vobiscum.
- Et cum spiritu tuo.

Oremus:
Exaudi nos, Domine sacte, Pater omnipotens, aeterne Deus; et mittere digneris sanctum Angelum tuum de caelis, qui custodiat, foveat, protegat, visitet, atque defendat omnes habitantes in hoe habitaculo. Per Christum Dominum nostrum.
- Amen.

Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
- Que hizo el cielo y la tierra.

El Señor sea con vosotros.
- Y con tu espíritu.

Oración:
Entren al mismo paso que este siervo tuyo, oh Señor Jesucristo, la felicidad eterna, la prosperidad divina, la alegría serena, la caridad fructuosa, la salud perpetua, no tengan entrada en ella el demonio. Tomen sitio en ella los Ángeles de la paz y huya de esta casa toda discordia maléfica. Glorifica, Señor, tu santo nombre sobre nosotros, y bendice nuestra vida; santifica mi humilde persona que entra en este recinto, Tú que eres santo y clemente, y que vives con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
- Amén.

Rogemos y supliquemos a Nuestro Señor Jesucristo que bendiga con su bendición esta moreada y a todos sus habitantes, que les dé un buen Ángel de guarda, que los conduzca a servirle y a considerar las maravillas de su ley; que aleje de ellos las malas influencias; que les quite todo motivo de temor y turbación, y que se digne conservarlos sanos y salvos en esta habitación, Él, que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo.
- Amén.

Oración:
Escúchanos, Señor Santo, Padre todopoderoso, Dios eterno, dígnate enviar desde lo alto del cielo tu santo Ángel para guardar, animar, proteger, visitar y defender a cuantos moran en esta casa. Por Nuestro Señor Jesucristo.
- Amén.

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, que el poder del demonio desaparezca en ti, por la imposición de mis manos, y por la invocación de todos los Ángeles, Arcángeles, Patriarcas, Profetas, Apóstoles, Mártires, Confesores, Vírgenes y de todos los Santos al mismo tiempo.
- Amén.

[El sacerdote toca con el pulgar el óleo o aceite de los enfermos, y hace una cruz sobre los ojos añadiendo]:

En los ojos: Por esta santa unción, y su piadosísima misericordia, te perdone el Señor todo lo que has pecado con la vista. Amén.

En los oídos: Por esta santa unción y su piadosísima misericordia, te perdone el Señor todo lo que has pecado con el oído. Amén.

En la nariz: Por esta santa unción y su piadosísima misericordia, te perdone el Señor todo lo que has pecado olfato. Amén

En los labios: Por esta santa unción y su piadosísima misericordia, te perdone el Señor todo lo que has pecado por el gusto y las palabras. Amén.

En las manos: Por esta santa unción y su piadosísima misericordia, te perdone el Señor todo lo que has pecado con el tacto. Amén.

En los pies: Por esta santa unción y su piadosísima misericordia, te perdone el Señor todo lo que has pecado por tus pasos. Amén.

En los riñones: Por esta santa unción y su piadosísima misericordia, te perdone el Señor todo lo que has pecado con los deleites carnales. Amén.

[Nota: Esta última unción no se da nunca, y la de los pies se puede omitir por cualquier causa razonable -Canon 947-].

Cristo, ten piedad.
- Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.
- Señor, ten piedad.

- Cristo, ten piedad.
Cristo, ten piedad.

[Padrenuestro...]

Y no nos dejes caer en la tentación...
- Mas líbranos del mal.

Salva a tu siervo.
- ¡Oh Dios mío!, pues espera en ti.

Envíale, Señor, tu socorro desde tu santuario.
- Y desde Sión protégele.

Sé para él torre fortificada.
- Contra la presencia del enemigo.

Que el enemigo no tenga ninguna ventaja en él.
- Y que el hijo de la iniquidad no llegue a dañarle.

Señor, oye mi oración.
- Y que mi ruego ascienda a Ti.

El Señor esté con vosotros.
- Y con tu espíritu.


Oración:
Señor, Dios, que por boca de tu Apóstol Santiago has dicho: "¿Está enfermo alguno entre vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia y oren por él, ungiéndole con óleo en el nombre del Señor; y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor le aliviará, y si se halla en pecado, se le perdonará". Te suplicamos, ¡oh Redentor nuestro!, por la gracia del Espíritu Santo que cures la enfermedad de este paciente; sana sus heridas, perdona sus pecados, ahuyenta lejos de él los dolores del alma y del cuerpo, y devuélvele completa la salud interior y exterior, de modo que, restablecido con la ayuda de tu misericordia, se dedique a sus ocupaciones de antes sirviéndote más y mejor. Señor, que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.

Oración:
Mira, te rogamos, Señor, a tu siervo [decir su nombre] fatigado por su enfermedad corporal, fortalece el alma que has creado, para que enmendada con el castigo experimente su salvación por tu medicina. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Oración:
Señor Santo, Padre todopoderoso, Dios eterno, que derramando la gracia de tu bendición en el cuerpo de los enfermos, conservas tan misericordiosamente a tus criaturas, oye benigno la invocación de tu nombre, para que librando de la enfermedad y devolviendo la salud a este siervo tuyo, le sostengas con tu diestra, le fortalezcas con tu poder, le confirmes con tu gracia, y le devuelvas a tu Iglesia con toda la prosperidad que se puede desear. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com




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