Señor, que os habéis inmolado por mi salud, permitidme dedicaros todo mi ser en holocausto a vuestra gloria. Yo acepto de corazón las cruces que me habéis enviado hasta este día, y las que me enviéis en lo venidero, recibiéndolas de vuestras manos y uniéndolas a la vuestra.
Concededme, para que pueda cumplir en todo vuestra voluntad soberana y participar de la gloria de vuestra resurrección -así como de los merecimientos de vuestra cruz- la divina bendición que oso pediros, y que he recibido humildemente de la mano de vuestro ministro.
Amén.
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