El quinto mandamiento nos dice:
Sobre este mandamiento debemos examinar:
- Si hemos vivido en relación con alguna mujer/hombre, sin estar casados.
- Si hemos cometido actos deshonestos con una o con diversas personas, y cuales circunstancias agravantes hubo en dichos pecados.
- Si hemos hecho actos de libertinaje dando escándalo.
- Si con falsas promesas de casarse hemos tenido relaciones con mujeres.
- Si hemos cometido estupro (relaciones de ancianos con jovencitas).
- Si hemos cometido adulterio.
- Si con el crimen del adulterio hemos introducido en la familia ilegítimos herederos, y dado causa a otras consecuencias funestas que de todo ello se pueda derivar.
- Si con nuestros extravíos hemos motivado los de nuestro consorte, o le hemos puesto en peligro.
Respecto a las mujeres, han de atender especialmente a estos puntos:
- Si han usado adornos y artificios con el fin de atraer al pecado (en su vestimenta, posturas, formas, expresiones, bisutería, etc).
- Si con sus imprudencias, vanalidades y liviandades se han puesto en ocasión de pecar o de incitar a otros al pecado.
En definitiva, hemos de emplear toda la modestia posible en el examen de este complejo y delicado mandamiento, por lo que cada uno debe pensar en lo que ha faltado al mismo, sea en obras, palabras, o pensamientos. Algunas de estas maneras de faltar pueden ser:
- Con impurezas de cualquier modo.
- Con conversaciones lascivas.
- Con lectura de libros malos.
- Con hacer o tener imágenes deshonestas.
- Con usar o permitir libertades peligrosas.
- Con mantener amoríos locos sin objeto ni fin de matrimonio.
- Con delectación en sueños e imaginaciones.
- Con curiosidades y deseos carnales.
- Con malos usos del matrimonio.
- Con rehusarse los esposos, sin causa legítima, el débito mutuamente contraido desde el momento de casarse.
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