Hermanos, hermanas, finaliza el tiempo pascual. El gesto de apagar el Cirio nos recuerda que el Resucitado ha dejado en nuestras manos la responsabilidad de continuar con su misión liberadora. En su nombre, nos toca a nosotros ser ahora luz en medio del mundo, impulsados por su Espíritu Santo.
Que, a través de nuestro compromiso, sepamos hacer de cada día un "tiempo del Espíritu".
Ven, Fortaleza de Dios:
remedia nuestra debilidad.
Ven, Libertad de Dios:
rompe nuestras ataduras.
Ven, Consuelo de Dios:
enjuga nuestras lágrimas.
Ven, Alegría de Dios:
vístenos de tu fiesta.
Ven, Amor de Dios:
enciende con tu fuego nuestros corazones.
Ven, Dedo de Dios:
graba en nuestra alma la imagen de Jesús.
Ven, Vino Bueno de Dios:
embriáganos en tu amor.
Ven, Viento de Dios:
haznos salir de nuestras casas y cenáculos.
Ven, Huésped y Defensor nuestro:
quédate con nosotros.
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