Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

1.9.22

Ven, Espíritu de Dios



Luz de Dios, disipa las tinieblas de mis dudas y guíame.

Fuego de Dios, derrite el hielo de mi indiferencia y abrásame.

Torrente de Dios, fecunda los desiertos de mi vida y renuévame.

Fuerza de Dios, rompe las cadenas de mis esclavitudes y libérame.

Alegría de Dios, aleja los fantasmas de mis miedos y confórtame.

Aliento de Dios, despliega las alas de mi espíritu y lánzame.

Vida de Dios, destruye las sombras de mi muerte y resucítame.

Ven, Espíritu Paráclito,
Espíritu creador y santificador,
Espíritu renovador y consolador,
Espíritu sanador y pacificador.

Ven y concede hoy a tu Iglesia, reunida en el Cenáculo con María, la experiencia de Pentecostés.

Amén.

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