¿Quién eres, dulce luz que me inundas alumbrando las tinieblas de mi corazón?
Tu mano me guía como una madre. Si me soltaras, ningún paso ya sabría dar.
Tú eres el espacio que entraña en sí todo mi ser y me ampara. Lejos de ti me hundiría en el abismo de la nada, de la que me salvaste y levantaste a la luz.
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