Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

29.6.22

Las limitaciones humanas



Mi límite acogido me libera de la imposible tarea de alcanzar la perfección de centímetros y leyes.

Mi ambigüedad que todo lo impregna me libera de la ingenuidad de mis relaciones y proyectos.

Mi pecado perdonado me libera del orgullo que levanta el corazón y la mirada por encima de todas las cabezas.

Mi fragilidad asumida me libera de construir la vida sobre mi suficiencia quebradiza y vana.

Mi proyecto fracasado me libera del miedo a la derrota que ahoga la fantasía y congela el futuro.


Benjamín González Buelta.

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